Mentalidad de Víctima: Señales para saber si la tienes y cómo sanarla (Parte II)

Señales de que tienes una Mentalidad de Víctima

Es normal estar insatisfecho en algunas partes de tu vida. Pero es importante mirar el panorama general. Si observas patrones similares en diferentes áreas de tu vida, es posible que tengas una mentalidad de víctima.

El primer paso para resolver un problema es identificarlo y reconocerlo. Puedes buscar estas señales en ti misma para ver si podrías haber adoptado una mentalidad de víctima:

  • ‌Culpas a los demás por cómo es tu vida: tu familia, pareja, amigos, jefe, el Estado,…
  • ‌Tienes la creencia de que el mundo está en tu contra.
  • ‌Cuando afrontas situaciones que para ti son difíciles, sientes impotencia, lo que te sueles decir es: “No puedo”.
  • ‌Te sientes atrapado en tu propia vida y abordas las cosas con una actitud negativa.
  • ‌Te sientes atacada cuando alguien te ofrece un feedback honesto sobre ti.
  • ‌Sentirte mal contigo mismo te da alivio o placer.
  • ‌Atraes a personas  en roles opuestos al tuyos, esto es, o personas que quieren salvarte o bien personas que aprovechan tu mentalidad de víctima para agredirte (no tiene porqué ser físicamente sino que por lo general son agresiones psicológicas o emocionales).
  • ‌Es difícil para ti hacer instrospección sobre ti misma y cambiar, aunque en el fondo sepas que un cambio sería saludable para ti.

¿Por qué juego el Rol de la Víctima?

Si te has sentido identificada con la mentalidad de la víctima, es posible que te preguntes porqué la has adoptado. Más abajo puedes encontrar algunas respuestas a esta pregunta.

  • Es posible que de niña hayas visto a un adulto o varios a tu alrededor jugar este papel. Quizás tu madre o tu padre tenían un comportamiento de que el mundo tenía algo en contra de él o ella. O se quejaban mucho. O no permitían que les dijeses nada, porque todo les parecía una crítica insoportable. Si has observado este comportamiento, es posible que lo hayas empezado a imitar de forma inconsciente y como el único modo de relacionarte con el mundo y con los demás.
  • Es posible que hayas tenido una relación codependiente con alguno de tus padres o cuidadores y te hayas sentido responsable por su bienestar. Esto puede haber tenido la forma de que te ha hecho sentir como su pareja, o como a un amigo, o has tenido que cuidarle en una enfermedad o tratar con su adicción como si fueras un adulto.
  • O quizás hayas aprendido el rol de la víctima porque ha sido un modo de sobrevivir emocionalmente en tu infancia. De niños, todos necesitamos atención y amor. Si no es ofrecido por nuestros padres o cuidadores, buscaremos maneras alternativas de conseguirlos. Es posible que en tu familia de origen la única forma de conseguir atención fuese poniéndote enferma, o comportándose siempre como una persona débil y necesitada de ayuda o permitiendo que te pasasen cosas malas que después pudieras contar a tu familia.
  • Muchas personas que de adultas tienen la mentalidad de la víctima han sufrido abuso emocional y/o psicológico y/o físico y/o sexual en su infancia. La indefensión que sufre un niño, junto con la vergüenza que supone el abuso, suele dar el resultado de un adulto con poca o sin autoestima y que ve el mundo como un lugar peligroso en el que se siente perdido.

Cómo abandonar la Mentalidad de la Víctima

La mentalidad de víctima es un comportamiento aprendido, no es algo con lo que se nace. Es algo que se aprende en un entorno social. Por lo general, se aprende de en el entorno familiar. Por ello, todas las personas tienen la capacidad de superar la mentalidad de la víctima. Como es algo aprendido y no innato, se puede desaprender e integrar formas más saludables de hacer frente a los desafíos que presenta la vida.

Puedes dar estos primeros pasos para salir de la mentalidad de la víctima:

  • Asume la responsabilidad. Eres el único que controla tus pensamientos, sentimientos y comportamientos. No puedas controlar a los demás o a muchos eventos que te ocurren en la vida, pero sí está en tu mano cómo respondes frente a ellos. Tú tienes el control sobre qué emociones cultivas dentro de ti o las actividades o personas con las que pasas tu tiempo. Cuanto más conciencia haya sobre esto, más poder personal adquirirás y más fácil te resultará ponerte al mando de tu vida, asumiendo el papel principal en lugar de uno secundario en tu propia vida.
  • Autocuidado y compasión. Es posible pasar de una mentalidad “Pobre de mí” a una de “me quiero, me respeto y me trato con amabilidad”. Esto puede empezar por pequeñas cosas como cómo te hablas, cómo cuidas los vínculos que hay en tu vida o si vas en la vida a por lo que quieres en lugar de esperar pasivamente a que llegue como por arte de magia.
  • Empieza a decir que no. Decir que no es fundamental para dejar de estar en una mentalidad de víctima. Puedes decir que no a lo que quieras y a quien quieras, asumiendo que ese “no” puede tener unas consecuencias. Es posible que otras personas se sientan defraudadas o frustradas frente a tu “no”. Esto no es responsabilidad tuya sino de ellas. Tienes derecho a cuidar tu energía y priorizarte.
  • Haz terapia. Salir de la mentalidad de la víctima puede ser algo complicado sin hacer terapia. Alguien que te acompañe a adoptar respuestas adaptativas más saludables puede facilitarte enormemente salir de la mentalidad de la víctima. Una terapeuta puede ayudarte a:

    • Explorar las causas subyacentes de la mentalidad de la víctima.
    • Trabajar la autocompasión.
    • Identificar tus necesidades y objetivos personales.
    • Aprender a gestionar emociones como la frustración y la impotencia.
    • Asumir la responsabilidad en lugar de culparte o culpar a otras personas.
    • Recuperar tu poder personal como adulta.
    • Comunicarte de forma asertiva.
    • Utilizar la queja como una forma de descarga puntual y no como una actitud frente a la vida.
    • Darte cuenta de que la única persona que en realidad está en contra tuya eres tú misma y aprender a desarrollar una relación más sana contigo misma.

Imagen de Yuris Alhumaydy en Unsplash 

La Mentalidad de Víctima: en qué consiste, saber si la tienes y cómo trascenderla (Parte I)

Qué es la Mentalidad de Víctima

Todos tenemos nuestros altibajos en la vida. A veces nos suceden acontecimientos adversos. Esto es algo normal.

Sin embargo, hay algunas personas que no se responsabilizan sobre nada de lo que les ocurre. Creen que no tienen ningún control sobre las situaciones difíciles y los problemas que afrontan. La vida es algo que les ocurre sin tener la conciencia de tener una participación activa en ello. ésta la mentalidad de víctima.

Alguien que actúa desde un lugar de víctima cree que las cosas que le suceden son culpa de alguien o de algo que no es ella misma. Puede ser culpa de su pareja, familia, compañero de trabajo, amigo o “la forma en que es el mundo”, que siempre es percibido como injusto.

Se quejan con frecuencia de las cosas malas que suceden en sus vidas. Son reacios a asumir la responsabilidad personal y consideran que las circunstancias no están bajo su control.

Si alguien intenta ayudar u ofrecer soluciones, la persona con la mentalidad de víctima desechará la ayuda, predispuesta a que no va a funcionar y así mantenerse en el mismo lugar psicológico. Las personas que intentan ayudar a menudo quedan frustradas.

Cuando estamos en la mentalidad de la víctima, vemos el mundo a través de unas gafas de bueno/malo. Somos inocentes y las “cosas malas” están fuera de nosotros.

Y lo que es más importante, nos sentimos impotentes para hacer nada frente a toda esta “maldad”. Vemos la vida como algo que nos pasa, en lugar de la idea de que estamos haciendo elecciones y creándola nosotras mismas.

Ser una Víctima vs Autocompasión vs Mentalidad de Víctima

En la vida a todos nos pueden pasar cosas malas. Puede que hayas experimentado un fraude, o un accidente de tráfico o trauma en la infancia. Has sido una víctima.

En tales situaciones, has tenido todo el derecho a sentir que las cosas estaban fuera de tu control porque así ha sido. Cualquier pensamiento de que ha sido culpa o tu responsabilidad, no tiene fundamento.

También es natural sentir compasión por ti misma de vez en cuando. O sentir impotencia frente a situaciones de la vida, como un divorcio o un duelo por la muerte de alguien.

Sin embargo, una mentalidad de víctima significa que te identificas con ese estado y utilizas la pena que dar a los demás para conseguir apoyo, atención,… El trauma no es algo que te ha pasado sino que se convierte en quién eres. Te define.

El trauma no es algo que te ha pasado sino que se convierte en quién eres. Te define.

No dejas el trauma atrás sino que te aferras a él, haciéndolo el protagonista de tu historia, que revives y cuentas una y otra vez, tanto a ti misma como a los demás. Y te quedas atrapada en este estado de víctima.

Hasta que haces terapia, todo esto se produce de forma inconsciente.

Una Víctima vs una Persona Sana

La mentalidad de la víctima es un mecanismo de defensa que tiene su origen en muchas ocasiones en el trauma de infancia. Y como niños, realmente estábamos indefensos. Sentir pena por nosotros mismos era el único modo de sentir alivio.

Pero como adultas, sí que tenemos poder personal. Podemos abandonar situaciones o relaciones que nos hacen daño, podemos tomar decisiones que vayan en nuestro beneficio y crear nuestra vida de forma activa, no como algo que nos pasa, sobre lo que no podemos decidir. Creamos de forma activa nuestras vidas.

Una persona sana se da cuenta de que está escogiendo lo que le ocurre y es consciente de  su poder para hacerse cargo. Ella ha escogido estar en una relación con una persona crítica. Ella es la que ha escogido un mal trabajo. Y ella es la que pueden decidir dejar la relación o el trabajo.

Sin embargo, la mentalidad de víctima no nos permite ver esto. Seguimos en esa niña indefensa. Estamos paralizadas, incapaces de responsabilizarnos y tomar decisiones que nos permitan avanzar. En el fondo, quizá pensemos que nos merecemos sufrir o que la única manera de obtener atención o amor de los demás es que sientan pena por nosotros.

Beneficios de mantenerse en la Mentalidad de la Víctima

A nadie en el fondo le gusta estar en la mentalidad de la víctima. Sin embargo, mantenerse ahí trae una serie de beneficios que pueden hacer que la persona no quiera/pueda salir de ese lugar psicológico. Algunos de los beneficios son:

  • No asumir responsabilidad. Ser responsable de tu vida significa que tú eres el creador de tu vida y el que hace que las cosas sucedan o no. Esto puede asustar a alguien que tiene una mentalidad de víctima. Supondría admitir que la vida no es sólo el resultado de las acciones de otras personas sino también de las tuyas.
  • Trae ganancias secundarias. La simpatía, la atención o la ayuda de otras personas son ejemplos comunes de ganancias secundarias. Es posible que alguien con la mentalidad de víctima ni siquiera se dé cuenta de que está recibiendo estos beneficios y le cueste mucho renunciar a ellos.
  • Evitación de asumir riesgos. Una persona con la mentalidad de “pobre de mí” evita asumir riesgos y el consiguiente estrés o decepciones o frustraciones que puede traer esta asunción de riesgos. Pensar y creerse que “El mundo no quiere que me vaya bien” les permite mantenerse en la zona de confort de la mentalidad de víctima, donde lo que hay es un sufrimiento que ya conocen muy bien.

Asumir la responsabilidad revienta la burbuja protectora del victimismo.

Codependencia y Victimismo

Un ejemplo del victimismo como una forma de poder es el que se da en las relaciones codependientes: como la que puede haber entre una persona alcohólica y su pareja. La pareja puede hacer el rol de la víctima, soportando el comportamiento del alcohólico y dejando a un lado sus necesidades para satisfacer las de las persona adicta. Pero también es muy posible que utilice la queja, el victimismo o el “pobre de mí” para intentar controlar a la persona alcohólica.

(Continúa en el siguiente artículo del blog)

Imagen de Carolina Heza en Unsplash  

¿Y si yo soy el/la Narcisista y no la Víctima?

“¿Y si yo soy el/la Narcicista y no la Víctima?

Una preocupación común entre los supervivientes de abuso narcisista

Cuando las personas llegan a mi consulta después de haber sido víctimas de abuso narcisista, suelen hacerse muchas preguntas que por lo general empiezan por “¿ Y si…?” Y una de las que más oigo es “¿Y si la/el narcisista soy yo y no la víctima?” Si eres una de esas personas,precisamente el hecho de que te hagas esta pregunta, ratifica que no lo eres. Déjame explicarte esto en más detalle.

Los verdaderos narcisistas no reconocen serlo

Si tienes la capacidad de reflexionar sobre esta pregunta y hacer introspección, es más que probable que no seas narcisista. Los narcisistas no tienen esta capacidad de hacer instrospección, ya que su ego se lo impide. En eso consiste precisamente la patología, en crearse una defensa con un ego desmedido que interpreta la realidad y a uno mismo de forma sesgada.

Si a un narcisista le preguntas o le afirmas que lo es, lo más probable es que no lo reconozca o que te lo devuelva diciendo que la narcisista eres tú. A los narcisistas no les interesa mirar adentro y averiguar qué es lo que les ocurre de verdad porque esto desmontaría toda su defensa y su realidad y esto es algo demasiado angustioso para ellos.

Así que, irónicamente, si te preguntas si eres narcisista, ésta es la prueba más palpable de que no lo eres.

Las narcisistas utilizan mucho el mecanismo de defensa de la proyección

Las narcisistas son excelentes para no responsabilizarse de su comportamiento y, por lo general, lo hacen proyectando sus rasgos negativos en ti. Si escuchas de una narcisista que eres egoísta, lo más probable es que sea ella la egoísta. Si te etiqueta como pegajoso o abusivo, dice mucho sobre su codependencia y comportamiento agresivo.

Mediante el mecanismo de defensa de la proyección, logran dos cosas a la vez: descartan toda responsabilidad por su comportamiento y te hacen sentir mal contigo mismo.

Si has estado expuesto al abuso narcisista durante el tiempo suficiente, el condicionamiento al que has sido sometida ya te ha enseñado a asumir la responsabilidad de comportamientos que no son tuyos, a auto-sabotearte y a disculparte por todo, incluso por las cosas que no has hecho. Cualquier inversión en la responsabilidad confirma la creencia distorsionada de las víctimas de que han hecho algo mal y de que se merecen el trato abusivo que están recibiendo.

Estás siendo manipulado para creer que “eres defectuoso”, que estás loco, que eres irresponsable y narcisista. La narcisista aprovecha tu baja autoestima y te hace dudar de ti mismo a través de la luz de gas o gaslighting.

Merecedor(a) del abuso narcisista

A las víctimas de narcisistas se les hace creer que merecen el trato que están recibiendo. Se les dice eso, y como tienden a hacer mucha autorreflexión de todos modos, buscando respuestas y explicaciones, generalmente no hay una explicación razonable y lógica para el comportamiento del narcisista, por lo que necesitan encontrar algo a lo que aferrarse. Como somos humanos, comenzamos a atribuir las razones del abuso a nuestros propios defectos humanos.

“Debo haber hecho algo para enfadarle”.

Como no hay otra razón además del propio comportamiento, las víctimas de narcisistas tienden a creerse lo que el narcisista está proyectando sobre ellas, ya que suena lógico. Creen que lo provocan, lo enfadan, sólo por su propia existencia, por estar ahí. Empiezan a creer que merecen el trato abusivo y que si fueran mejores: más inteligentes, más buenos, más serviciales, más… lo que sea, el abuso parará.

Nada más lejos de la realidad. El comportamiento abusivo del narcisista habla de él, no de ti. En muchas ocasiones, una rabia no gestionada, les lleva a querer cargarla sobre alguien para aliviarse. También muchos tienen una parte sádica, que hace que disfruten viendo el daño que hacen a las víctimas. Hay alguien que juega ese papel en sus vidas, que ya se ocupan de buscar, muchas veces de una forma inconsciente. Normalmente ese papel lo juegan las parejas, hijos, amigos o empleados del narcisista.

El origen del abuso narcisista suele estar en la infancia

Las víctimas aguantan y soportan este trato, en la mayoría de los casos, porque provienen de familias disfuncionales/narcisistas donde ya sufrieron este trato de forma constante en la infancia por parte del padre o madre narcisista o de ambos. También en muchas ocasiones de uno o varios hermanos. Este maltrato se convierte en su “zona de confort”, es lo que conocen, y tenderán a repetirlo en sus relaciones adultas.

Es MUY importante que comprendas que tú no has hecho NADA para merecer el trato abusivo en tu infancia ni en tu edad adulta. El abuso habla de temas no resueltos por parte del abusador, no de ti.

Lo que sí es importante es que pongas conciencia en el rol que has desempeñado en tu familia de origen, porque ahí es donde está el origen de un ego que se siente merecedor del maltrato y por ello tiendas a justificar, minimizar y quedarte en relaciones donde los demás abusan de ti. Sólo sanando ese rol y a tu niño/a interior puedes salir de las relaciones abusivas y tener relaciones de respeto, nutrición y crecimiento, que son las que te mereces.

Reaccionar ante el abuso genera un círculo vicioso

Es imposible no reaccionar ante un comportamiento abusivo. Especialmente al principio, cuando te pilla desprevenido y la respuesta automática es reaccionar de la misma manera. Tu decepción, enfado e indignación son reacciones naturales y automáticas que la narcisista utilizará en tu contra.

Una persona puede estar gritándote durante semanas, pero cuando le devuelves el grito una sola vez, le darás la excusa perfecta para escalar el abuso, donde ya la narcisista no sólo se permitirá gritarte sino también insultarte. Le darás carta blanca a al narcisista para escalar y justificar su comportamiento agresivo.

Y como tu expectativa es diferente de lo que te obligan a hacer, como creer en una comunicación tranquila y asertiva, a pesar de los flagrantes dobles mensajes, comenzarás a creer que esta vez fuiste demasiado lejos, por lo tanto, mereces el trato abusivo.

Se trata de una batalla que es imposible ganar, entre otras cosas porque la narcisista ya se ha asegurado de sentirse “por encima de ti” para poder llevar a cabo su comportamiento: esto es algo evidente en relaciones con un padre o madre o cuando se trata de tu jefe; sin embargo, también se da en relaciones de amistad y de pareja, donde la víctima se pone por debajo de la narcisista y depende emocionalmente de ella.

Si estás en una relación abusiva ahora mismo y ya hay una conciencia de que no quieres esto, antes de abandonar la relación, si por diferentes motivos aún no puedes, es conveniente utilizar técnicas como la de la piedra gris para comunicarte con el narcisista. Es un método muy efectivo para hacer que el abuso desescale y para no dar excusas al narcisista para continuar con el comportamiento abusivo. Si no le das lo que está buscando, que es una reacción emocional, es probable que su comportamiento cambie.

Para Salir de Dudas sobre si eres Narcisista

Si a estas alturas del artículo, aún te estás haciendo la pregunta, prueba a hacerte estas otras preguntas y contestar de forma honesta:

  • ¿Te preocupan los demás sin tener una agenda escondida para ellos?
  • ¿Te importa el bienestar de las personas que te rodean?
  • ¿Cuando haces introspección lo haces para justificar tu comportamiento o para cambiarlo si es necesario?

Si has respondido que sí a las dos primeras y a la segunda parte de la tercera, créeme, no eres narcisista.

Conclusión

Si estás en una relación con un(a) narcisista, puede resultar difícil creer que eres la misma persona que antes de esa relación. Pero has de creer que “eres suficiente” y que tienes el derecho a poner los límites que sean necesarios para recibir respeto.

Esto empieza por darte cuenta de quién es el/la narcisista de vosotros dos y, como esa pregunta es la que te ha traído hasta aquí, no hay duda que tú no eres la/el narcisista.

Fuente: medium.com

Imagen de Steven Lasry

La Linea que hay entre Abusadores y Víctimas

La línea que separa al abusador de la víctima a veces es muy delgada. Esto es así porque los abusadores suelen verse a sí mismos de forma neurótica como víctimas de la situación. Y porque las víctimas, para evitar volver a ser abusadas, pueden llegar a tener comportamientos abusivos con otras personas.

Si quieres sanar el abuso narcisista, veamos las diferencias entre Abusadores y Víctimas.

La investigación y la experiencia clínica indican que los Abusadores inciden en los siguientes comportamientos:

  • Esconder, ocultar, minimizar o justificar su comportamiento abusivo.
  • Describirse a sí mismos como víctimas.
  • Sentirse abusados cuando los demás no están de acuerdo con ellos o no hacen lo que ellos quieren.
  • Atribuir una intención malévola al comportamiento positivo de los demás a través del engaño y la manipulación.
  • Atribuir una patología a sus parejas con la intención de que se crean que están “locas” para tener el control sobre ellas.
  • Utilizar etiquetas muy negativas para referirse a las personas que están bajo su dominio/control (pareja, hijos, empleadas), como molesto, idiota, histérica, perezoso, no digno de confianza,..
  • Tener grandes dificultades para describir las perspectivas de los demás, sólo ven la propia.
  • Mostrar poca o ninguna compasión.
  • Exhibir justicia propia.

La investigación y la evidencia clínica han demostrado que las Víctimas tienden a:

  • Esconder y/o justificar el comportamiento abusivo de su pareja/amigo/jefa.
  • No etiquetar el comportamiento obviamente abusivo como abuso.
  • Culparse en parte por el abuso que aguantan.
  • Poner excusas al comportamiento del abusador.
  • Muy dubitativas, se cuestionan a sí mismas constantemente.
  • La creencia secreta de que en el fondo se merecen el abuso.
  • La identificación con el agresor.

La expresión “identificación con el agresor” fue acuñada por Sandor Ferenczi y recogida por Anna Freud, dos psicoanalistas con puntos de vista ligeramente diferentes. Es un mecanismo de defensa que consiste en que la víctima defiende y apoya el comportamiento abusivo que el agresor tiene con ella. Un ejemplo clásico de identificación con el agresor es el síndrome de Estocolmo,que se suele utilizar para explicar el “trauma bonding” o “vínculo traumático” entre víctimas y agresores.

Cuando alguien está a merced de un agresor, siente terror y ansiedad, lo que lleva a una regresión infantil. Esta regresión se experimenta como un tipo de gratitud hacia el agresor, a quien comienzan a ver como alguien que atiende sus necesidades básicas. De esta manera, la víctima se vuelve dependiente emocionalmente como un niño. En esta dinámica es más que probable que la víctima haya experimentado abuso/maltrato en la infancia por su padre/madre/cuidador, con lo que lo que hace con esta dinámica tóxica con el agresor es revivir su trauma de infancia no resuelto a través de la repetición-compulsión.

En el caso de un secuestro como en el del “síndrome de Estocolmo”, el abusador los alimenta, los deja ir al baño,.. En respuesta a esta “generosidad”, la víctima sólo siente gratitud hacia su agresor por permitirles mantenerse con vida. Olvidan que su agresor es realmente el origen de su sufrimiento. En el caso de relaciones de pareja, padre-hijo, jefa-empleada, el agresor induce a la víctima a depender completamente de ella minando su autoestima e induciéndole inseguridad a través de técnicas psicológicas como el “gaslighting” o “luz de gas”. Así se llega a la situación de que la víctima agradezca al agresor que se quede con ella porque cree que sino no podría sobrevivir. En todos los casos esto es una fantasía, excepto en el caso de relaciones padre-hijo, donde, cuando éste es pequeño, efectivamente, no podría sobrevivir si el padre/madre lo abandona.

El método habitual de un agresor consiste en “atrapar” a la víctima cuando ésta se encuentra en un momento vulnerable de su vida, crea un vínculo de dependencia fingiendo que le da lo que necesita para después, de forma progresiva, dejarla en un estado de indefensión.

El error principal con los Abusadores es reforzar su identidad de Víctima mediante:

  • Enfatizar su infancia u otras experiencias en las que fueron maltratados.
  • Aprobar su rabia y resentimiento como “apropiados”, lo que valida las perspectivas distorsionadas que acompañan a la rabia y el resentimiento.
  • Reforzar su sentido del derecho de que deben ser respetados, lo que para ellos significa que los demás deben someterse.
  • Confrontarlos de formas que induzcan a la vergüenza, en lugar de hacerlo con asertividad y con respeto.

Puedes ayudar a una Víctima con los siguientes comportamientos:

  • Hacerle ver que la situación en la que está no es “normal”, sino de abuso/maltrato.
  • Señalizando cómo se mete en el rol de víctimas en su vida.
  • Tratándola con respeto y compasión.
  • Recordándole que tiene derecho a un trato digno y a que se la quiera tal y como es.

Sanación para las Víctimas

  • El tratamiento debe desarrollar sus fortalezas, es decir, expandir las cosas buenas acerca de su naturaleza de una manera que garantice su seguridad y crecimiento personal.
  • Aprender a ser asertivas, poner límites y decir que no, es algo fundamental para ellas. Poco a poco, verán cómo su poder personal crece y cómo pueden abandonar el rol de víctimas para vivir una vida plena y satisfactoria.
  • También es importante que abandonen su postura a la defensiva frente a los demás y aprendan a confiar en sí mismas y en sus recursos personales para afrontar las situaciones que la vida les pone delante.
  • Por último, es importante que sanen su dolor del abuso narcisista en psicoterapia para evitar un péndulo de dolor, en el que las víctimas abandonen la rabia y el resentimiento para regresar de nuevo a él, fruto de la culpa y la vergüenza tóxica que sienten.

Sanación para los Abusadores

Los abusadores deben acceder al estado natural de compasión que experimentaron por primera vez como niños. Entonces reconocerán que tienen valores fundamentales que son más importantes que sus egos, que se construyeron en gran parte como defensa contra la vergüenza tóxica que se les infundió en la infancia. Motivados por la defensa del ego, violan sus valores más profundos y maltratan y abusan a las personas más cercanas a ellos. Motivados por sus valores más profundos, su necesidad de defender un ego frágil disminuye, junto con su necesidad de controlar, criticar, dominar y devaluar a los demás.

Una víctima empoderada que ya ha cambiado y ve que su abusador no cambia con ella, se irá. Un abusador que se vuelve más compasivo no puede seguir abusando.

Fuente: https://www.psychologytoday.com

El rol del Perseguidor. Claves para Abandonarlo.

Creencia y actitud: “Me siento seguro y bien conmigo mismo cuando hiero o menosprecio a los demás”.

Características del Perseguidor

El perseguidor es un rol que con frecuencia toman personas que han sufrido abuso psicológico, emocional y/o físico en la infancia. A menudo están furiosos en secreto por esto, al mismo tiempo que experimentan vergüenza por la creencia de que de alguna manera provocaron el abuso o lo merecieron.

Al sentir rabia y sentimientos profundamente arraigados de indignidad, los perseguidores ocultan su dolor detrás de una fachada de arrogancia y desapego indiferente hacia los demás.

Hacen a los demás lo que se les hizo a ellas en la infancia. Al repetir este comportamiento aprendido, experimentan una falsa sensación de poder y fuerza.

La persona que en la infancia ha sido constantemente ridiculizada y reprimida por sus padres, y que en la edad adulta asume el papel de perseguidor, terminará degradando y abusando de los demás.

Los perseguidores tienden a adoptar una actitud que se traduce en: “El mundo es duro y cruel, sólo los duros sobreviven, así que seré uno de ellos”. Se protegen utilizando métodos autoritarios, manipuladores y castigos en sus relaciones con los demás para sentirse en control de sus vidas.

“El mundo es duro y cruel, sólo los duros sobreviven, así que seré uno de ellos”

En última instancia, este papel que desempeñan los convierte en personas aisladas y miserables.

Las perseguidoras tienden a compensar los sentimientos internos de inutilidad mediante la emisión de aires de grandiosidad (que es una de las características de las narcisistas). La grandiosidad viene de la vergüenza, es un encubrimiento de profundos sentimientos de inferioridad.

Para una perseguidora es difícil asumir la responsabilidad sobre cómo hacen daño a los demás. En su cabeza, lo que se dicen a sí mismas para justificar lo que hacen es que las otras personas se merecen lo que les hacen.

La actitud de la perseguidora es que la vida es una lucha constante por la supervivencia. Desde su punto de vista, tienen que luchar para protegerse de las muchas amenazas que hay en un mundo que es hostil.

La mayoría de las perseguidoras no pueden admitir que han adoptado actitudes que son, objetivamente hablando, hostiles, agresivas y abusivas. Más bien, racionalizan su hostilidad, justificándola como la única alternativa a la victimización. Es decir, en su cabeza sólo puedes ser el que hace daño o el que lo sufre, no hay más posturas frente a la vida.

Por regla general, las perseguidoras siempre necesitan tener alguna situación o persona en su vida a la que puedan culpar para justificar su rabia y sobre la que pueden descargarla.

Esa otra persona es más que probable que esté adoptando a su vez el rol neurótico de la víctima. Si una de las dos personas, abandona ese rol, la otra es posible que lo haga también o se aleje en busca de otra persona que le permita perpetuar el rol. La persona que es más probable que abandone el rol es la víctima porque aunque esté repitiendo un rol de infancia, le hace sufrir.

Mantenerse en su perpetuo enfado, aunque sea algo doloroso, que les convierte en personas muy rígidas y muy neuróticas y en la búsqueda de otros en quienes descargar esa ira, les permite negarse a reconocer y experimentar el dolor de haber sido maltratados o abusados ​​cuando eran niños.

Rasgos de una persona que adoptado el rol de la Perseguidora

o Inconscientemente, utiliza la superioridad, la ira y la confrontación para mantenerse en negación sobre el dolor de una infancia disfuncional o abusiva.
o Necesita tener el control y usa la fuerza verbal o física para mantenerse en el poder.
o Incapaz de sentirse vulnerable y niega tener dolor y debilidades.
o Utiliza la culpa, las críticas y los ataques a los demás para negar la ira y el estrés propios.
o Fuerte necesidad de tener razón y no tener su autoridad desafiada.  Encuentra formas rebuscadas y absurdas de afirmar que los demás están equivocados como excusa para debilitarlos, humillarlos o someterlos.
o Fuerte sentido de derecho – actitud de “me debes” – y dispuesto a usar la fuerza verbal o física para obtener lo que quiere.
o Personalidad grandiosa, creyendo que son superiores a los demás y que otros merecen ser maltratados, abusados o castigados.
o Es más que probable que hayan tenido un padre/madre/pariente cercano que les enseñó el comportamiento agresivo y el tema de vencer a través de la fuerza.
o Es más que probable que hayan tenido un padre/madre/pariente cercano que los mimó, sembrando sentimientos de derecho y superioridad.

Herramientas de recuperación/sanación para un perseguidor hacia la autenticidad y las relaciones más saludables 

  1. Reconocer que tu comportamiento hacia otros ha sido abusivo o castigador.
  2. Reconocer tu actitud de superioridad o de autojustificación debido a tu falta de autoestima.
  3. Reconocer que tu rol del perseguidor fundamentalmente te deja herido y aislado.
  4. Aprender a sentirte vulnerable o con emociones que no son cómodas para ti (como la tristeza) en lugar de explotar con ira cuando te sientas estresado o amenazado.
  5. Reconoce cómo tu rol de perseguidor te da una falsa sensación de empoderamiento y pregúntate si deseas continuar viviendo tu vida sobre esta base.
  6. Encuentra formas sanas y seguras para liberar tu rabia: practica un deporte como el kick boxing para deshacerte de la energía tóxica o descarga tu ira con técnicas como darle puñetazos a un cojín o al aire frente a un espejo.
  7. Procesa tus sentimientos, dolor y resentimiento por criarte en una familia disfuncional o abusiva y reconoce cómo te está afectando en su comportamiento como adulto. Tienes el poder de elegir si deseas continuar viviendo tu vida como perseguidor o no.

 

El Rol de “la Víctima” (y Cómo Salir de Él)

Muchos de los supervivientes de Familias Disfuncionales fueron víctimas de los abusos de su familia de origen durante años en la infancia y como adultos siguen repitiendo esta postura frente a los demás de forma inconsciente. ¿Te ves reconocida en esta descripción? 

Creencia y Actitud de la Víctima

“Me siento segura y bien conmigo misma cuando soy sumisa y hago lo que me dicen los demás”

Lo que Piensan las Víctimas de Sí Mismas

  • Las personas que han adoptan el rol de víctimas generalmente creen que están intrínsecamente dañadas, que son defectuosas e incapaces de lidiar con la vida. Proyectan una actitud de ser débil, frágil o carente de inteligencia. Su actitud puede resumirse así: “No puedo hacerlo solo”. Su mayor temor es tener que lidiar con la vida por sí mismas, en su lugar, prefieren depender de la ayuda de otros para que les cuiden, tomen decisiones por ellos, les digan en qué tienen que trabajar, cómo tienen que vestir, qué tienen que comer,… Están convencidas de que son personas inadecuadas, frágiles, impotentes o defectuosas que necesitan que otros las rescaten. Se niegan a sí mismas que tienen el poder y el potencial para resolver sus propios problemas. Esperan que los demás se ocupen de ellos. La ironía es que la mayoría de las personas que desempeñan el papel de víctimas terminan resintiendo a las personas que intentan ayudarlas. La persona que la “arregla” o “rescata” le recuerda a la víctima su sentido de inutilidad e inadecuación.
  • Al final, las personas que desempeñan el papel de víctimas en la vida se cansan de ser tratadas “menos que”. Lo que sucede entonces es que comienzan a encontrar formas de sentirse iguales mediante alguna forma de “vengarse”, lo que generalmente significa encontrar fallos en los esfuerzos de quienes intentan ayudarlos. Un escenario típico puede ser que una rescatadora que haya ofrecido ayudar a una víctima, pero la víctima rechaza cualquier solución que la rescatadora le ofrezca como inadecuada o impracticable. Comentarios como “sí, pero eso no funcionará porque …” o “tu sugerencia podría ayudar a otros, pero en realidad no comprende mi problema”. La víctima está decidida a demostrar que su problema es irresoluble, invalidando con ello a la rescatadora, haciéndole sentirse tan impotente como se sienten ellas.
  • Convencidas de su incompetencia intrínseca, las personas que han adoptado el papel de víctimas en la vida a menudo recurren a algún tipo de adicción para sentirse adecuadas y sentirse bien consigo mismas. Las drogas, el alcohol, la comida, el juego o las compras son algunas de las adicciones a las que recurren las víctimas como medio de escape y para lidiar con la vida. 

Características de las Víctimas

  • Tienen baja autoestima y una sensación de ser indignos y “menos que” los demás.
  • Creen que si son sumisas, serán bien tratadas y escaparán de los abusos.
  • Creen que las necesidades y deseos de otras personas tienen prioridad sobre los suyos propios.
  • Tienen la actitud de que la vida es “un valle de lágrimas”, algo que se debe sufrir y soportar.
  • No se dan cuenta de que tienen el poder de elegir asumir la responsabilidad de una mejor calidad de vida.
  • Se mueven entre la lástima a sí mismos y el comportamiento pasivo-agresivo. Culpan a los demás de su estado de ánimo y, en general, de todo lo que está mal en sus vidas.
  • No saben cómo hacerse responsables de sus propios sentimientos, pensamientos y acciones.
  • Son incapaces de defenderse a sí mismas y evitan los conflictos siendo complacientes.
  • Hacen frente a las amenazas cediendo, para sentirse seguros y no puede ser asertivos cuando otros actúan de manera inapropiada.
  • Pueden ser demasiado sensibles, difusas e incapaces de tomar decisiones y mantenerlas.
  • Tienen mucha ansiedad, miedo y vergüenza, y se mueven en la vida desde esas emociones.
  • Se sienten atrapados en sus propias vidas e insatisfechos con todo.

Herramientas de Recuperación para las Víctimas

  1. Eres responsable de tu propia vida, tu bienestar y tu felicidad.
  2. La postura de su víctima puede funcionar por un tiempo, pero en última instancia conduce al abuso, el resentimiento y la desigualdad en tus relaciones.
  3. Hazte consciente de que ya no eres un niño necesitado, sino un adulto que tiene valor y poder sobre sí mismo.
  4. Determina tus deseos y necesidades y exprésalas de forma asertiva.
  5. Comprende que en cualquier situación de la vida tienes opciones y derechos.
  6. No permitas que nadie te rescate. Aunque puede ser tentador regresar a ese viejo rol porque es cómodo para ti, te quita la dignidad y tu poder personal.
  7. Sé honesto contigo mismo y con los demás. Ten la valentía de decir tu verdad con claridad.
  8. Es tu responsabilidad y tú eliges sobre cómo piensas, sientes o actúas.
  9. Aprende las sensaciones y reacciones del cuerpo que indican que estás a punto de caer en el rol de víctima y sentirte impotente. Tu cuerpo te alerta cuando no eres auténtica o no te valoras a ti misma.
  10. Desafía cualquier creencia o pensamiento que diga que eres indigno y que no puedes cuidar de ti mismo. Pregúntate si es la voz de tu infancia, en lugar de la del adulto capaz y poderoso que eres hoy en día.
  11. Deja de culparte a ti mismo o a los demás de las cosas que te pasan.
  12. Pon límites y di que no a comportamientos inaceptables y practica mantenerlos.
  13. Practica actividades que te lleven alegría y te auto-fortalezcan. Esto alimentará tu capacidad para ocuparte de tus propias necesidades.
  14. Rodéate de gente positiva y que te acepte tal y como eres y haz afirmaciones diarias de tu capacidad de poder e independencia.
  15. Procesa tus sentimientos por haber crecido en una familia disfuncional o abusiva y hazte consciente de cómo está impactando aún hoy en tu comportamiento como adulto. Tienes el poder de elegir si deseas continuar viviendo tu vida como una víctima.
  16. Los nuevos comportamientos requieren tiempo y práctica. Ten paciencia contigo misma. Si caes en viejos comportamientos o conductas, no seas dura contigo misma ni te juzgues, simplemente obsérvalo. Observar y poner consciencia es el primer paso para cambiar.
  17. Reconócete a ti mismo como “el salvador” al que llevas esperando toda la vida. Tú te salvas a ti mismo. Es así de sencillo.

Fuente: hamra.co

25 Cosas que Haces como Adulto cuando has experimentado Abuso Emocional en la Infancia

Cuando crecemos, la forma que tienen de educarnos tiene mucho que ver con los mecanismos que desarrollamos para movernos por la vida como adultos. Las personas que en su infancia han sido víctimas de abuso emocional y/o psicológico tienen ciertas características y comportamientos diferentes de los de los demás.

Si tú o alguna persona que conoces ha sido víctima de abuso emocional y/o psicológico, esta información te será de utilidad. Entender de dónde viene otra persona o entenderte mejor a ti mismx, puede representar una enorme diferencia en tu vida.

  1. Hacer Preguntas cuando sabes la Respuesta

    Si te han cuestionado mucho, tiendes a dudar de ti mismx, incluso cuando sabes que tienes la razón. Debido a esto, es posible que te encuentres haciendo miles de preguntas sobre muchas cosas que, en el fondo, ya sabes la respuesta pero dudas.

  2. Decir constantemente “Lo siento”

    Lxs niñxs que han sufrido abuso se suelen sentir de adultos como si no fuesen capaces de hacer nunca nada bien. Por eso, tienden a pedir perdón, muchas veces cuando no han hecho nada malo ni han cometido ningún error.

  3. Cuestionarlo todo

    Cuando has vivido en el mundo caótico del abuso emocional, no crees realmente nunca en nada. En lugar de eso, es posible que vivas con el miedo (consciente o inconscientemente) de que algo malo va a pasar.

  4. Eres Duro/Dura pero también Sensible

    Durante una infancia difícil en la que sufres constantes ataques por parte de tu madre y/o padre disfuncionales, aprendes a hacerte durx tú también para sobrevivir en un ambiente tan hostil. Sin embargo, estar sometidx durante años a este ambiente tan perjuidicial y en el que se te atacaba, criticaba o juzgaba de una forma regular, ha hecho de ti un adulto muy sensible a las críticas. También llevas mal que te señalen errores.

  5. Eres Indecisa/Indeciso

    Es más difícil tomar decisiones si te has pasado la infancia oyendo que no eras “lo suficientemente bueno/buena”, que eras “un desastre” o que lo hacías “todo mal”.

  6. Eres Disciplinado/Disciplinada

    Para combatir a un padre y/o madre que estaba constantemente buscando lo que no habías hecho o lo que habías hecho mal, es muy probable que te hayas convertido en un(a) perfeccionista. Eres puntual, limpio/limpia y muy organizado/organizada. Todo esto tiene que ver con el control, crees que si lo tienes todo bajo control, estás a salvo.

  7. Es posible que seas Sensible a los Ruidos Altos

    Si te has criado con miedo, en la infancia era muy común que te gritasen y por eso no te gusta el ruido, lo asocias a los gritos de entonces.

  8. Las Víctimas de Abuso Emocional Pueden Ser Personas Introvertidas

    Muchas víctimas de abuso emocional pueden tener miedo al contacto con la gente y a veces son distantes porque sólo se sienten seguras en soledad.

  9. Tienes una Naturaleza Defensiva

    Es posible que percibas a la gente de forma negativa u ofensiva a causa del abuso previo. A veces te defiendes de ataques que no existen.

  10. Tienes Problemas con el Apego

    Tienes miedo a que los otros te rechacen o te abandonen o no te quieran lo suficiente. Esto es porque tu padre y/o madre disfuncional te hacía sentir rechazadx, abandonadx y no queridx constantemente. Es más que probable que el tipo de apego que hayas desarrollado sea disfuncional, es el mecanismo de defensa que has desarrollado inconscientemente para protegerte de los terribles sentimientos que esto te produce.

  11. No te sientes Cómoda/Cómodo con el Contacto Visual

    Cuando hablas con alguien te sientes incómoda/incómodo hasta el punto de bajar los ojos porque te cuesta mantener el contacto visual.

  12. Huyes del Conflicto

    En lugar de afrontar el conflicto, que te da mucha ansiedad, te parece una mejor idea simplemente evitarlo a toda costa.

  13. Te Tratas Mal a Ti Mismo/Misma

    En tu infancia cuando tu padre y/o madre disfuncionales consideraban que hacías algo “mal”, esto tenía consecuencias negativas para ti. Igual que lo hacía él/ella, te atacas a ti mismx constantemente. Este tipo de pensamientos fueron puestos ahí por tu padre y/o madre narcisista y ahora como adulto te los repites a ti mismx.

  14. Problemas con la Intimidad

    Al haber sufrido abuso emocional, vives con miedo a que vuelva a ocurrir, por lo que te cuesta mucho acercarte y confiar en las otras personas.

  15. Eres Callado/Callada

    Te sientes como si no tuvieras voz después de que te hayan hecho sentir tan pequeñx y defectuosx toda tu vida. Crees que tu voz no cuenta y tiendes a guardarte tu opinión sobre cualquier tema.

  16. Te Cuesta mucho encajar los Cumplidos

    Cuando alguien te dice algo bonito, dudas de sus palabras y las minimizas porque no te ves a ti mismx de esa manera.

  17. No tienes Autoestima

    Las críticas, las continuas faltas de respeto, los insultos han hecho tanta mella en ti que te has creído todo eso que tu padre y/o madre disfuncional te dijo durante años.

  18. “No Soy Capaz” y “No sé” son tus frases favoritas

    Da igual de qué se trate, desde aprobar un master hasta hacer una tarta, dudas de que puedas ser capaz de hacerlo.

  19. Siempre estás Preocupado/Preocupada

    Todo te preocupa. Incluso con la más leve señal de un mínimo problema tu pensamiento va en cascada y te ves en la mayor de las catástrofes.

  20. Sientes Rabia

    Dentro de ti sientes rabia. Te has pasado muchos años aguantando cómo una persona que decía que te quería (tu padre y/o madre y/o cuidador(a) disfuncional) y que en realidad te trataba fatal. Eso no se va de buenas a primeras. Puede que tengas rabia en el día a día que está soterrada (de repente le contestas mal a un cliente en el trabajo o cierras un cajón de la cocina de golpe) o quizás en momentos concretos de una pelea con alguien, tengas accesos de rabia que sale fuera de control.

  21. Comportamientos Autolesivos

    Muchxs niñxs que han sufrido abuso emocional y/o psicológico, acaban sintiendo que se lo merecen y de adultos pueden tener comportamientos temerarios o lesionarse a sí mismxs.

  22. Cambios de Humor Radicales

    Vivir con un padre y/o madre abusivos y tóxicos te lleva a tener un sinfín de emociones que vienen a ti de forma caótica e imprevista. Te tendrás por un(a) lunáticx que no es capaz de controlar sus emociones. En realidad estás emocionalmente desreguladx y esto es algo normal tras haber crecido con una persona que tenía mucho poder e influencia sobre ti y muchas carencias emocionales que volcaba en ti.

  23. Vivir en Piloto Automático

    Es probable que te des cuenta de que te pierdes conversaciones enteras o eventos, simplemente porque en lugar de estar ahí en el momento presente, estás dentro de tu cabeza. Este mecanismo de defensa se llama disociación. De niño/niña aprendiste que para soportar el dolor que suponía una situación tan traumática era una “solución” para, de algún modo, “no estar allí”.

  24. Tienes algún problema de Adicción

    Dentro de tu cabeza la mayor parte del tiempo no te sientes bien, no sabes qué es pero tienes un enorme malestar continuamente. Muchos adultos se vuelven adictos a algo porque lo que sea a lo que se enganchan les produce una alteración de su estado emocional, Se sienten mejor momentáneamente. Se pueden vuelven adictos a las drogas, el alcohol, al juego, a la comida, las compras, el sexo,…

  25.  Ideaciones Suicidas

    Hay un malestar tan grande dentro de ti que a veces juegas con la idea de suicidarte para acabar con ese malestar. Esto es una ideación suicida pasiva, ya que simplemente se trata de un recurso mental para evadir tu enorme sufrimiento. Desgraciadamente, algunas víctimas de abuso emocional y/o psicológico lo que tienen son ideaciones activas e intentan realmente suicidarse.

Si estas 25 cosas te describen como persona, eres superviviente de abuso emocional y/o psicológico.

Para más información sobre el abuso emocional y/o psicológico en la infancia, visita la web de NSPCC

Fuente: awarenessact.com