El Niño Dorado y El Chivo Expiatorio: la rivalidad entre hermanas en la Familia Narcisista



Cuando una hija adulto de padres narcisistas, crece, puede sentir que algo está mal pero no necesariamente identificar qué es eso que “va mal”.

Seguramente, fuiste parentificado cuando eras una niño, asumiendo el papel como responsable emocional y psicológico del bienestar de tu padre/madre narcisista, cuando realmente debería haber sido al revés. O quizás fuiste infantilizado, obligándote a permanecer en un rol infantil a pesar de que crecías e impidiéndote madurar e independizarte emocionalmente de tus padres narcisistas.

Hay dos respuestas que son muy comunes entre las hijas de padres narcisistas frente a esta parentificación o infantilización: la respuesta de complacencia y la respuesta de rebelión.

Si escogiste la respuesta complaciente, la complacencia reina en tu vida adulta. Puedes dedicar una gran cantidad de tiempo a cuidar a los demás (al igual que cuando eras un niño con tus padres narcisistas), siempre tratando de agradar a quienes te rodean, y hacer lo que sea necesario para mantener una atmósfera armoniosa, lo que generalmente significa que tus necesidades las pones siempre en último lugar y que evitas el conflicto a toda costa. Esto puede haber hecho que te autodesprecies, sintiendo que puedes dar y dar, pero que igualmente nunca serás lo “suficientemente bueno”.

También está la respuesta de rebelión, es el extremo opuesto al de la respuesta complaciente. Si ésta ha sido tu respuesta, entonces probablemente eres desafiante y rebelde, y te has protegido volviéndote fría y distante con la gente  y extremadamente independiente.

Ambas respuestas pueden darse en la misma persona. Es posible, por ejemplo, que seas complaciente en tus relaciones personales y un rebelde con las figuras de autoridad, como tu jefe.

En muchas familias con un(a) padre/madre narcisista, a las niñas se las usa como peones y se juega con ellas, se les hace competir entre ellas para que rivalicen, se les compara y todo se convierte en una competición en la que el/la narcisista decide de forma subjetiva quién gana. Esto es una triangulación que el/la narcisista hace muchas veces de forma inconsciente para ejercer un control sobre sus hijas.

El padre/la madre narcisista en la familia decide los roles que sus hijos van a desempeñar dentro de ella para servir a sus propias necesidades, sin ser capaz de hacer el mirroring que un niño necesita y sin ver quiénes son realmente. Para ello utilizará técnicas como la manipulación emocional, la triangulación antes nombrada o el “gaslighting”.

Además del chivo expiatorio y el niño dorado, hay otros roles comunes que ejercen los hijos/hijas de familias narcisistas. Es posible que el/la narcisista cambie los roles entre sus hijos de forma abrupta sirviendo a sus propios intereses.

El Chivo Expiatorio y el Niño Dorado: la rivalidad entre hermanos en la Familia Narcisista

El niño dorado es la extensión de la madre narcisista, el niño perfecto que lo hace todo bien y que es como una reproducción de la madre narcisista.

No se establecen límites apropiados entre el niño de oro y la madre narcisista, lo que da un sentido de unidad entre los dos que deja poco o ningún espacio para que el niño desarrolle su propia identidad. A medida que este hijo crece,se siente con derecho a recibir este mismo tratamiento, y espera que los demás actúen de la misma manera que la madre.

El chivo expiatorio es la paria de la familia, se le echa la culpa de cualquier cosa y todo lo que sale mal. Es utilizada por la familia para volcar en ella el miedo y la rabia del sistema familiar. Suele ser objeto de burlas y se le castiga de forma arbitraria. Se le da el mensaje (erróneo e injusto) de que hace las cosas mal y que es mejor que no aspire a mucho en la vida y que lo mejor que puede hacer es conformarse con poco y mantener un perfil bajo.

Al chivo expiatorio se le compara con la niña dorada en una competición injusta donde el narcisista decide que el niño dorado siempre gana y el chivo expiatorio siempre pierde. La situación que se crea entre las hermanas, siempre compitiendo entre sí, es de perder-perder, donde el árbitro no juzga justamente a las jugadoras.

A medida que el chivo expiatorio crece y sale al mundo fuera de sus sistema familiar, tiene una comprensión más firme de su independencia que el niño dorado, ya que a éste nunca se le ha permitido ser independiente en su vida.

Típicamente, los chivos expiatorios pueden liberarse de las dinámicas tóxicas y distorsionadas de su familia disfuncional y romper los lazos que los unen a la vida abusiva que se les obligó a llevar. Tienen más oportunidades de crear una vida sana fuera de su familia de origen.

Sin embargo, las cargas que llevaban desde la infancia todavía pueden desempeñar un papel en su vida adulta hasta que no las trabajan en terapia. En el lugar de trabajo, el chivo expiatorio tiene una tendencia a ser sobrecargado de trabajo y mal pagado, incluso si su tarea es superior a la de los demás. Pueden sentirse marginados y tener la sensación de que no encajan cómodamente con quienes les rodean, como les ocurrió durante la infancia.

Los chivos expiatorios a menudo se dan cuenta de que en su familia hay un problema y son más propensas a la búsqueda de ayuda profesional y terapia que los demás miembros de su familia.

Si tú fuiste o eres el chivo expiatorio de tu familia narcisista, lo más probable es que hayas sido devaluado e infravalorado, maltratado y abusado emocional y/o psicológicamente (puede que ser que también física y/o sexualmente). En el mundo más amplio, lejos del antiguo sistema familiar narcisista, tienes la oportunidad de ser valorado por tus opiniones, siendo tú mismo, ser cuidado por seres queridos como tus amigos y tu pareja y valorado por tus compañeros de trabajo y tus jefes.

Puedes encontrar a otras personas que te permitan expresarte y darte una respuesta nutritiva a tus necesidades. Pueden ayudarte a reconocer que eres un ser humano adecuado con atributos y habilidades positivas para compartir con el mundo. No hay nada defectuoso en ti, así es cómo el sistema familiar te hizo sentir para satisfacer sus propias necesidades.

Es importante que tengas claro que no es culpa tuya que tu padre/madre narcisista o familia narcisista no te hayan tratado mejor o no te hayan sabido querer o nutrir emocionalmente. Como te echaban siempre la culpa por todo, tú ahora tiendes a sentirte culpable en tu vida de adulto. Pero ya no es necesario. Te invito a que cada vez que observes la palabra “culpa” la cambies por “responsabilidad”. Hoy en día, tú, el adulto, sí que eres responsable de tu vida y de asumir que tus actos y decisiones tienen consecuencias. De que te escogieran como el chivo expiatorio no tienes la culpa, ni de eso ni de nada de lo que ocurre en tu sistema familiar. Tienes derecho a rehacerte a ti misma y buscar tu propia felicidad, como todos los seres humanos.

Fuente: https://www.narcissisticmother.com

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