¿Por qué nos obsesionamos? Técnicas para reducir la Obsesión

obsesión

Las obsesiones pueden variar en intensidad. Cuando son leves, somos capaces de trabajar y de distraernos, pero cuando son intensas, nuestros pensamientos están absorbidos por nuestra obsesión. Operan fuera de nuestro control consciente y son raramente vencidas por la razón. Los pensamientos obsesivos se pueden apoderar de nuestra mente. Nuestros pensamientos son similares a rayos que pasan velozmente o a bucles que dan vueltas sobre sí mismos, alimentando una preocupación incesante, fantasías o una búsqueda de respuestas.

Pueden apoderarse de nuestra vida, haciéndonos perder horas, sueño, o incluso días enteros de disfrute y de actividades productivas.

La obsesión nos puede paralizar. Otras veces nos puede llevar a un comportamiento obsesivo-compulsivo, como comprobar nuestra bandeja de correo de forma repetida, nuestro peso en la báscula o si la puerta está bien cerrada.

Perdemos el contacto con nosotras mismas, nuestros sentimientos, nuestro cuerpo y nuestra habilidad para razonar y resolver problemas. Lo que lleva a la obsesión, en muchas ocasiones son ansiedad y miedo, de los que no somos conscientes.

La Obsesión y la Adicción

Las personas adictas (lo cual incluye a las codependientes, que son adictas a “ayudar”, “arreglar”, “salvar” a otras) se centran en el exterior. Se obsesionan con el objeto de su adicción – el alcohol, la comida, el sexo, el juego, las drogas, las compras, el otro… Sus pensamientos y su comportamiento giran en torno al objeto de su adicción, mientras que su verdadero yo está escondido bajo una montaña de vergüenza. Es lo que se conoce como vergüenza tóxica.

A causa de la vergüenza, se preocupan sobre cómo serán percibidas por los otros, llevándoles a sentir ansiedad y obsesiones relacionadas con la imagen que tienen los demás de ellas. Esto incluye la obsesión sobre acciones pasadas, presentes o futuras. En particular antes o después de cualquier actividad en la que se exponen a otros (como por ejemplo dar una charla, acudir a un meetup con desconocidos,..), durante una cita o después de una ruptura. La vergüenza tóxica también genera inseguridad, dudas, autocrítica, indecisión y culpa irracional.

¿Qué causa la Obsesión?

La negación es un síntoma de la obsesión – negación de realidades dolorosas, de adicciones, la negación de nuestras necesidades y sentimientos. Muchas personas obsesivas no son capaces de identificar sus sentimientos, o quizás sí que sean capaces de nombrarlos pero no de sentirlos. Esta inhabilidad para tolerar emociones dolorosas es lo que lleva a pensamientos obsesivos. La obsesión protege a estas personas de sentimientos dolorosos, es una defensa inconsciente frente al dolor. Por muy incómoda que sea la obsesión, mantiene a raya emociones subyacentes como la tristeza, la rabia, la soledad, el vacío, la vergüenza y el miedo.

Algunos de esos sentimientos están ligados a la vergüenza porque en la infancia les avergonzaron por sentir. Así, cuando surgen en la etapa de adultos, en lugar de sentir, se obsesionan. Si creemos que no deberíamos sentir rabia o expresarla, es posible que le guardemos resentimiento a algunas personas en lugar de permitirnos enfadarnos. Si nos avergonzaban por sentirnos tristes, es posible que nos obsesionemos con la siguiente potencial pareja para evitar sentir el dolor de la soledad y el abandono.

También es posible que nos obsesionemos sobre un tema pequeña para evitar enfrentarnos a otro mucho mayor. Por ejemplo, la madre de una persona adicta puede obsesionarse con que su hijo no estudie a causa del alcohol pero sin afrontar o siquiera admitir ante sí misma que su hijo podría morir de su adicción. Un perfeccionista puede obsesionarse con un pequeño error en el trabajo o en su atuendo pero ser incapaz de reconocer sentimientos de inferioridad o de inadecuación.

Las Obsesiones y las Relaciones

Los codependientes típicamente se obsesionan sobre la gente a la que quieren, incluidos los problemas de estas personas. Se pueden obsesionar y preocupar por el comportamiento de su pareja, que es alcohólica, sin darse cuenta de que se preocupan tanto por ellos, como la alcohólica por el alcohol.

La obsesiones pueden alimentar intentos compulsivos de controlar a otros, tales como seguir a alguien, leer su diario o su teléfono o correo, vaciar botellas de alcohol, esconder las llaves o buscar drogas. Nada de esto ayuda. Sólo causa más caos y más conflicto. Cuanto más nos obsesionamos con otra persona, más nos perdemos de nosotras mismas. Sin darnos cuenta, cuando nos pregunten cómo estamos, es probable que cambiemos rápidamente de tema para hablar sobre cómo está la persona con la que estamos obsesionadas.

En una relación romántica nueva es normal pensar en la persona amada hasta cierto punto pero los codependientes normalmente lo llevan más allá. Cuando no se preocupan por la relación, es posible que se preocupen con dónde está esa persona o qué hace en todo momento o puede que creen guiones  de celos que sólo están en su cabeza y que dañan la relación. Es posible que las obsesiones sean agradables, sobre romance, sexo o poder. Es posible que imaginemos cómo no gustaría que fuese la relación o cómo queremos que alguien se comporte. Una discrepancia muy grande entre la realidad y nuestra fantasía puede revelar lo que en realidad nos falta en nuestra vida.

Técnicas para reducir la Obsesión

Si nos obsesionamos para evitar sentir, entrar en contacto con nuestros sentimientos y emociones, dejar que fluyan ayudará a que la obsesión se disuelva. Si la obsesión lo que hace es que nos impide pasar a la acción, podemos buscar terapia para afrontar nuestros miedos y actuar. Cuando nuestras obsesiones son irracionales, puede ser muy útil hablar sobre ellas con un amigo o una amiga de confianza o una terapeuta, para racionalizarlas.

  • Pregúntate a ti mismo: ¿Qué estoy sintiendo? Espera pacientemente hasta que puedas dar una respuesta a esa pregunta.
  • Aprende a meditar para bajar las revoluciones de tu mente.
  • Haz movimientos lentos acompañados de música evocadora, y permítete sentir.
  • Escribe sobre tus sentimientos (idealmente, con tu mano no dominante) y léeselo a alguien.
  • Únete a grupo terapéutico: Gestalt, CoDA o de psicodrama.
  • Acude a reuniones espirituales.
  • Pasa tiempo en la naturaleza.
  • Focaliza tu energía en expandir tu red social (en la vida real, no en internet).
  • Haz algo creativo.
  • Desarrolla intereses y pasiones que te alimenten y te inspiren.

Este artículo no se refiere al desorden obsesivo-compulsivo (DOC), que es un trastorno mental que afecta al 1% de los adultos. Si crees que tienes DOC, busca ayuda profesional.

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