10 Señales de un Adulto Infantil

adulto infantil

Las personas que han crecido en familias disfuncionales no han tenido la oportunidad de vivir las etapas del desarrollo de una forma natural, acompañadas en este proceso por adultos responsables.

Cuando esto ocurre, la persona llega a su etapa adulta con carencias emocionales y/o psicológicas, comportándose en ciertas circunstancias o parcelas de su vida como un niño en el cuerpo de un adulto.

Si quieres saber cómo sobrevivir a una madre narcisista, puede ser muy útil para ti averiguar si eres un niño adulto o si te relacionas con alguien que lo es.

¿Cómo puedes saber si tú a alguien con quien te relacionas funciona emocionalmente más como una niña que como una adulta?

¿Qué es la Edad Emocional?

La edad física se puede contar por la cantidad de cumpleaños. La edad física, especialmente en los niños, también tiende a correlacionarse con la altura, la fuerza y el funcionamiento cognitivo.

La edad psicológica o emocional, por el contrario, se hace evidente en las reacciones y respuestas emocionales. Por ejemplo, los adultos pueden mantener la calma, mientras que los niños tienden a enfadarse más rápido.

Los adultos ejercen un juicio cuidadoso antes de hablar, mientras que los niños pueden decir de manera impulsiva palabras hirientes y sin tacto.

Si has crecido en una familia narcisista/disfuncional, es más que probable que al menos uno de tus cuidadores o los dos fuesen niños adultos, con lo que emocionalmente así es como se comportaban, como niños.

En estas familias no se les da un espacio a las emociones ni un cuidado. Además, en muchas ocasiones hay una confusión de los roles, obligando al niño a que se comporte como un adulto con exigencias poco realistas, haciendo incesto emocional o simplemente no permitiéndole hacer y sentir las cosas típicas de los niños a su edad, como tener rabietas, ser poco razonables o querer salirse con la suya.

Si quieres saber cómo sobrevivir a una madre narcisista, puedes empezar por averiguar si has sido infantilizado.

¿Puedes reconocer el comportamiento infantil en un adulto? ¿Crees que tú o alguna persona con la que te relacionas es una niña adulta?

  1. Escaladas emocionales: los niños a menudo lloran, se enfadan, tienen rabietas o hacen pucheros. Los adultos rara vez lo hacen.

  2. Culpar: cuando las cosas van mal, las niñas buscan culpar a alguien. Los adultos buscan solucionar el problema.

  3. Mentiras: cuando hay una situación que es incómoda, los niños  pueden mentir para evitar problemas. Los adultos lidian con la realidad, diciendo la verdad de manera confiable.

  4. Insultos: las niñas, en un momento de conflicto, se llaman cosas. Los adultos no realizan ataques ad hominen, es decir, ataques directos a las personas sino que se centran en resolver el problema.  No faltan al respeto a los demás poniendo etiquetas de forma gratuita, faltando al respeto.

  5. Impulsividad o “falta de control de los impulsos”: los niños se golpean impulsivamente cuando se sienten heridos o enfadados. Hablan imprudentemente o toman medidas impulsivas sin detenerse a pensar en las posibles consecuencias. Del mismo modo, en lugar de escuchar los puntos de vista de los demás, los interrumpen impulsivamente. Los adultos hacen una pausa, resistiendo el impulso de disparar palabras o acciones hirientes.

  6. Necesidad de ser el centro de atención: Los niños necesitan la atención, es algo básico para ellos porque así es como validan que existen, es la forma que tienen de afirmarse, de decir “Yo estoy aquí”. Un adulto maduro no necesita ser el centro de atención de todos los escenarios en los que se mueve y encuentra un equilibro entre ser visto y escuchado y ver y escuchar a los demás.

  7. Bullying: un niño que es físicamente más grande que otros niños de su edad puede acercarse a otro niño que está jugando con un juguete que le gusta y simplemente cogerlo. Es la ley del más fuerte. Las niñas son intrínsecamente egoístas y tardan un cierto tiempo en desarrollar un código moral y entender que sus acciones afectan a los demás. Los adultos respetan los límites: lo tuyo es tuyo y lo mío es mío, y entienden que no pueden hacer siempre lo que quieran sin importar nada más.

  8. Narcisismo incipiente: Si los niños, o los adultos, pueden obtener lo que quieran porque son más grandes, más fuertes o más ricos, corren el riesgo de aprender que las reglas no se aplican a ellos. Lo que quieran, lo toman. Esta tendencia narcisista puede parecer inicialmente fuerza. Pero en realidad, refleja una grave debilidad: no poder ver más allá del yo.

    Las personas psicológicamente fuertes escuchan a los demás, con la intención de comprender los sentimientos, preocupaciones y preferencias de los demás. Los narcisistas solo se escuchan a sí mismos y como resultado son emocionalmente frágiles. Operan como niños que quieren quedarse afuera y jugar, a pesar de que la cena está sobre la mesa, y que hacen un ataque en lugar de escuchar la explicación de sus padres de que la familia está comiendo ahora. Su mentalidad, en resumen, es: “Todo se trata de mí”. A los ojos de un narcisista, nadie más cuenta. Si no se salen con la suya, pueden montar “pollos” o intimidar a los demás para conseguir lo que quieren.

  9. Defensas inmaduras: Todas las personas tenemos mecanismos de defensa que son inconscientes. Las utilizamos para protegernos del dolor. Dependiendo del carácter, cada persona tenderá a utilizar unos mecanismos de defensa más que otros.

    Las narcisistas utilizan mucho los siguientes mecanismos de defensa y hay mucha falta de conciencia de lo que en realidad está pasando:

    • La negación: “¡No dije eso!” o “¡Nunca hice eso!” cuando de hecho dijeron o hicieron lo que dicen no haber hecho. ¿Te suena infantil?
    • La proyección: “Eres débil”, “No reconoces tus errores”, “Estás loco”. Dicen esto a otra persona sin darse cuenta de que esto también está en ellos.
    • La mentira: los narcisistas son mentirosos patológicos con los demás y consigo mismos. De ahí un ego tan inflado que distorsiona una realidad que no quieren ver.
  10. La carencia de un ego observador, es decir, sin capacidad de ver, reconocer y aprender de sus errores.

    Cuando los adultos emocionalmente maduros “pierden la calma” y expresan rabia inapropiadamente, poco después, con su “ego observador”, se dan cuenta de que su estallido fue inapropiado. Es decir, pueden ver en retrospectiva que su comportamiento estaba no alineado con su sistema de valores.

    Los niños (y los adultos narcisistas, esto es, infantiles) que aún no han interiorizado pautas maduras de comportamiento respetuoso hacia los demás, o que no han desarrollado la capacidad de observar sus comportamientos para juzgar lo que está alineado o no con sus valores, ven su enfado como algo normal. O bien utilizan su escala de valores de una forma errónea, aplicándola a los demás pero no a sí mismos. Culpan a la otra persona de su comportamiento. El mensaje que dan es: “Me has obligado a hacer esto” o “Me he puesto así por tu culpa”.

Si tú o alguien con quien tienes una relación (amiga, padre, pareja, jefa,,..) funciona más como un niño que como un adulto, ¿cuáles son tus opciones?

Qué hacer si tú o alguien con quien te relacionas es un Adulto Infantil

Es fácil querer a los niños que actúan como niños. Es más difícil querer a alguien que actúa como un niño en el cuerpo de un adulto. Aún así, la mayoría de los niños adultos sólo actúan infantilmente cuando se sienten amenazados.

Si quieres a alguien que tiene rasgos infantiles, una estrategia es enfocarte principalmente en los aspectos más adultos y atractivos de la persona. Si eres tú la infantil, ama tus fortalezas y presta atención al crecimiento en tus áreas menos maduras.

Otra estrategia es dejar de sorprenderte cuando surgen los patrones infantiles. Pensando: “¡No puedo creer que haya hecho eso!“. Esto significa que aún no has aceptado la realidad de los comportamientos infantiles. Aceptar que los comportamientos ocurren es un primer y vital paso hacia el cambio.

Si eres el receptor de comportamientos infantiles, ten cuidado de tratar de cambiar a la otra persona. En cambio, descubre qué puedes hacer tú de manera diferente para que esos patrones ya no sean problemáticos para ti. Tu trabajo es seguir creciendo, no cambiar a los demás.

Por último, aprende con la ayuda de una terapeuta profesional a aceptar, sentir y gestionar tus propias emociones. Acepta que tienes comportamientos infantiles y observa a algún adulto maduro a tu alrededor que te sirva de “role model”. Empieza a imitarle. Poco a poco, verás que adquieres actitudes más maduras frente a diferentes situaciones de la vida.

Hazte responsable de ti misma y dale a tu niña interior lo que le faltó.

Si quieres saber cómo sobrevivir a una madre narcisista, aprende a comunicarte de forma asertiva, manifestando tus necesidades y respetando las de los demás. Hazte responsable de ti misma y dale a tu niña interior lo que le faltó.

En la terapia Gestalt es muy importante el rematernaje y repaternaje de tu niño interior. Esto es, poder sentir dentro de ti y desarrollar una madre y padre internos que puedan darle a tu niña interior lo que le faltó en la infancia.

Fuente: https://psychologytoday.com

Imagen de Steven Van Loy en Unsplash 

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