El chivo expiatorio en la familia narcisista: cómo trascender la resistencia

resistencia vs aceptación

Qué es la Resistencia

En las familias narcisistas o disfuncionales, la conformidad con todo lo que hace o dice el narcisista es un requisito imprescindible para sobrevivir o tener cierta paz. Cualquier miembro de la familia que se resista a esto, se convierte en un problema. El niño o niña que más se resiste a las demandas del narcisista abusador, se convierte en el objetivo principal del abuso. Es así como uno de los niños de la familia se convierte en el chivo expiatorio. Sin embargo, es sólo esta característica de la resistencia sino de un compendio de ellas las que convierten al niño en el chivo expiatorio de la familia narcisista.

Esta resistencia a lo que ocurre en la familia es frecuente que el chivo expiatorio la lleve hasta la edad adulta y la siga practicando de forma consciente o inconsciente. Si bien la resistencia ha podido ayudarle a formar su identidad y a defenderse en su infancia, un uso excesivo de la resistencia puede complicar la vida de adulto del chivo expiatorio.

Este artículo va destinado a todos los actuales o antiguos chivos expiatorios de su familia narcisista de origen que quieran soltar algo de la resistencia que tienen frente a una situación o situaciones y quieran incorporar más en su vida la aceptación.

La resistencia, lo opuesto a la aceptación, es un bloqueo de energía. Piensa en cómo experimentas la tensión, la rabia y la preocupación a nivel físico: se siente un nudo en el estómago, la garganta se cierra, hay una presión en el pecho,… Todo esto es energía bloqueada.

A menudo, ni siquiera te das cuenta de que te estás resistiendo. Tu ego cree que cualquier emoción o sensación desagradable que estés sintiendo servirá para algo, de la misma manera que crees que presionar el botón del ascensor varias veces, hará que llegue más rápido. Pero no lo hará.

La resistencia sólo logra dos cosas:

  • Te ancla en sensaciones y emociones desagradables
  • Fortalece tu sentido de separación (el ego)

La ecuación es la siguiente: “Emociones y sensaciones incómodas + Resistencia = Sufrimiento”. En otras palabras, las sensaciones o emociones desagradables son inevitables. Pero aferrarse a ellas para no aceptar, genera un sufrimiento que es innecesario.

Si no resistes las emociones y sensaciones desagradables, como el dolor, la rabia o el miedo, si te permites sentirlas, entonces esa energía se mueve y pasa de estar dentro de tu cuerpo a estar fuera. Pero si te resistes, atrapas esa energía dentro de tu cuerpo.

Si te has resistido mucho en tu infancia a la realidad y dinámicas de la familia narcisista, es probable que te sigas resistiendo a situaciones difíciles que te ocurren de adulta. Al darte cuenta de ello, el siguiente paso suele ser resistirte a la resistencia. Y esto no ayuda, ya que lo genera al final es una doble resistencia. De todos modos, es un paso normal y necesario. Sólo darte cuenta de ello, ya es un gran cambio.

El paso intermedio: aceptar la Resistencia

Cuando no puedo aceptar una situación, puedo aceptar que “Así es como me siento frente a esta situación que estoy viviendo”. Esto de por sí ya disminuye la resistencia. Trata de recordarte a ti misma que está ok lo que sientes: ansiedad, irritación,… y permítete sentirlo y que fluya a través de ti. Aquí la clave está en no engancharte en las emociones desagradables. Esto es, la tendencia a pensar que si sufres mucho, esto sirve para algo. Sufrir consiste en quedarte enganchada en lugar de dejar que las emociones fluyan el tiempo que necesiten y después volver al reposo. Y así una y otra vez. Poco a poco, las emociones comenzarán a remitir y cada vez necesitarás sentirlas con menos intensidad y en periodos más breves de tiempo.

Con la práctica suficiente, la aceptación de tus emociones frente a una situación es lo que te llevará a finalmente aceptar la situación tal y como es.

La Aceptación y la Transformación

Como dice Eckhart Tolle, guía espiritual y escritor alemán, el ego cree que si aceptas este momento, nada cambiará nunca, cuando de hecho, la verdad es todo lo contrario. Si te aferras a que algo sea como tú necesitas en lugar de como realmente es, te creas tu propia trampa, ya que vives en algo que sólo está en tu cabeza, no en el mundo exterior. Y es probable que el mundo exterior te siga lanzando situaciones similares, ya que ahí no hay aprendizaje ni crecimiento interior.

Sólo cuando no necesitas que nada sea diferente es cuando las cosas realmente pueden cambiar. Y en esos momentos en los que encontramos la aceptación total y completa, a veces algo en el universo ha cambiado y se desarrolla un milagro tras otro. El dinero llega de formas que nunca podrías haber esperado; cuando aceptas personas o situaciones completamente como son, algo cambia. Esto está más allá del alcance del intelecto humano, pero la aceptación no tiene inconvenientes. Como mínimo, sientes paz. A mayores, las situaciones aceptas, cambian.

La aceptación no es lo mismo que que te guste una situación, ni implica ausencia de acción. Hay muchas situaciones que son desagradables y en las que puedes tomar medidas, pero primero tienes que aceptar los hechos tal como son, total e incondicionalmente. Entonces, desde ese lugar, puedes actuar, y como no estás yendo en contra de la situación o persona, la acción es más efectiva.

Algunos ejemplos de acciones pueden ser los siguientes: una clienta hace mucho que te debe dinero y has decidido dejar de reclamárselo y no darle más servicio; tu madre sigue diciéndote lo que tienes que hacer cada vez que te ve y has decidido aceptar que es así y verla menos a menudo para protegerte. A consecuencia de ello, tu madre ahora ya no te dice tanto lo que tienes que hacer. Has dejado tu relación de pareja porque ésta no podía cubrir algunas necesidades emocionales muy importantes para ti. Aceptar que no estabas con la persona adecuada te ha llevado a apuntarte a una app para conocer potenciales parejas y en unos meses, has conocido a otra persona que te hace mucho más feliz.

Eckhart Tolle, en su libro “Viaje a ti mismo”, describe la diferencia entre aceptar el hecho de que “lo he dejado con mi pareja” y la historia de que “no voy a encontrar el amor otra vez”. Cuando ocurre una situación de este tipo, una ruptura de pareja que te afecta, es muy fácil para tu mente comenzar a crear todo tipo de historias. Sin embargo, mientras que el hecho de romper con la pareja sí que es algo real, la historia que nos contamos sobre ella, no lo es. Es algo completamente subjetivo. Y esto es lo que te puede llevar a resistir la situación en lugar de aceptarla. No puedes cambiar el hecho de haber roto con tu pareja pero pongamos que la historia que te cuentas es que “Mi ex pareja no podía cubrir mis necesidades y necesito encontrar a otra que sí lo haga.”

En muchas ocasiones, las historias que nos contamos tienen que ver con cómo vivimos el amor en la infancia y con cómo nos sentimos queridos por nuestros padres o cuidadores.

Los hechos que nos ocurren en un momento de la vida son más fáciles de aceptar cuando dejamos de crear historias alrededor de ellos. Cuando necesites liberar la resistencia, puedes empezar centrándote en las sensaciones físicas: el “lo que es” tangible. Hay brisa, o lluvia, o sol. Hay coches, o personas, o naturaleza. Estoy sentado o de pie o caminando o acostado. Éstas son cosas bastante simples de reconocer. Y es lo que nos puede ayudar a aceptar situaciones más complejas.

El desafío es borrar la historia que te contamos alrededor del hecho, que en el caso de la ruptura de pareja podrían ser pensamientos como “nunca voy a encontrar el amor”, “no podré encontrar a nadie que me quiera” o “estoy condenada a vivir sin un amor de pareja”. Nos creamos mucho sufrimiento al vivir en el futuro contándonos en términos absolutos lo que va a ocurrir. Y esto puede incluso sentirse más cómodo que abrazar la incertidumbre de que el futuro es incierto y que no podemos saber qué es lo que pasará.

Pero hay que aclarar que no contarte historias sobre la situación que estás viviendo no quiere decir no aprender de ella sino todo lo contrario. Si lo has dejado con tu pareja porque no podía cubrir tus necesidades, ahora tienes más claro cuáles son esas necesidades y, cuando conozcas a potenciales parejas, será más fácil para ti comunicarlas y encontrar a la persona adecuada para ti.

Imagen de Nadine Shaabana en Unsplash

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