7 Pasos para Sanar a tu Niña Interior

niño interior

Dentro de todos nosotros, hay roles, personajes internos. Uno de ellos es el niño interior. Ese niño que una vez fuiste te acompañará toda tu vida. Lo idea es que el niño salga cuando juegas, te diviertes, cuando eres creativo,… El problema viene cuando el niño domina situaciones en tu vida en las que en realidad debería hacerlo el adulto, por ejemplo, en el trabajo. Si te hirieron en la infancia y esas heridas no han sido sanadas, de las formas más insospechadas y absurdas, ese niño domina al adulto que eres hoy en día. ¿Cómo? Por ejemplo, mediante lo que se denomina “acting out”. Un ejemplo de “acting out” sería el de un niño cuyo padre le infligía mucho daño mediante la negación y el abuso emocional y psicológico y el hombre en el que se ha convertido – y que se topa una y otra vez con jefes abusivos – se comporta con ellos de una forma agresiva y desafiante, como lo hacía el niño con su padre, poniendo al adulto en situaciones muy difíciles, ya que comportarse así en un ambiente de trabajo, sólo da problemas y malestar emocional.

Sanar a la niña interior no es fácil. Se trata de un proceso largo y doloroso, pero merece la pena. Te sentirás mucho mejor contigo misma, entenderás cuándo la niña tiene una cierta necesidad y podrás afrontar muchas situaciones como la adulta que eres.

De acuerdo con John Bradshow, autor de “Volviendo a casa: reclamando y empoderando a tu niño/niña interior”, el proceso de sanar a tu niño interior es de duelo e implica 7 pasos:

  1. Confianza

    Para que tu niña interior herida salga de su escondite, tiene que poder confiar en que estarás ahí para ella. Tu niña interior también necesita una aliada que la apoye y que la valide en su abandono, negación y abuso. Éstos son los primeros elementos esenciales en el trabajo con el dolor original.

  2. Validación

    Si todavía estás inclinado a minimizar y/o racionalizar las maneras en las que has sido avergonzado, ignorado o usado para nutrir a tus padres, ahora necesitas aceptar el hecho de que esto te hizo daño. Tus padres simplemente repitieron lo mismo que les han hecho a ellos. El abuso es algo que, si no se trata en terapia, pasa de generación en generación.

  3. Shock

    Si todo esto es muy sorprendente para ti, eso es bueno, porque la sorpresa es el comienzo del duelo.

  4. Rabia

    Es normal estar enfadada, incluso aún sabiendo que lo que te hicieron no fue intencional. De hecho, TIENES que enfadarte si quieres sanar a tu niña interior. No hace falta que grites y metas alaridos (aunque quizás lo hagas). Está bien simplemente estar enfadada por ese trato tan injusto. Puesto en palabras sería algo así:

    Ya sé que mis padres lo hicieron lo mejor que pudieron como los niños adultos heridos que en realidad son. Pero también soy consciente de que me hicieron mucho daño emocional y espiritual y que ha tenido consecuencias negativas graves en mi vida. Nos considero a todos responsables de parar lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos y a los demás. Ya no toleraré más la disfunción patente y el abuso que han dominado mi sistema familiar.

  5. Tristeza

    Después de la rabia, llega la tristeza. Si nos hicieron víctimas, debemos pasar el duelo de esa traición. También tenemos que pasar el duelo de lo que fueron nuestros sueños y aspiraciones. También debemos llorar nuestras necesidades en el desarrollo que no fueron cubiertas.

    Es decir, un niño tiene una serie de necesidades en sus primeros años de vida, cuando se sucede el desarrollo. Un niño no es dependiente por elección sino por necesidad. Necesita que sus padres/cuidadores hagan lo que se denomina el “mirroring”, es decir, que le validen su identidad para que empiece a distinguir entre el nosotros y el “yo”. Si estas necesidades no son cubiertas, el niño crece sin un desarrollo del “yo”. Por eso, estos adultos son como niños emocionales, que tienen problemas en su evolución y desarrollo como personas en diferentes facetas de la vida. Si no se tratan, esos adultos serán o bien narcisistas o bien codependientes.

  6. Culpa

    En el duelo por el abandono de la infancia, debes ayudar a tu niña herida a ver que no hay NADA que hubiese podido hacer para que las cosas hubiesen salido de otra manera. La niña herida piensa que es culpa suya lo que le ha pasado, que se lo merecía, que era defectuosa. Tu misión es que entienda que no es así, que el abuso es algo que pasa de generación en generación y se ejerce de forma indiscriminada. No hay razones detrás. Lo que hay son emociones y sentimientos no procesados y repetidos en las hijas.

    El abuso es algo que pasa de generación en generación y se ejerce de forma indiscriminada

  7. Soledad

    Los sentimientos más profundos del duelo son la vergüenza tóxica y la soledad. Nuestros padres nos avergonzaron y nos abandonaron. Nos sentimos que somos malos, como si fuéramos defectuosos. Y esa vergüenza lleva a la soledad. Como nuestro niño interior se siente defectuoso, se ve obligado a cubrir su yo auténtico con su yo falso adaptado. Entonces la persona se identifica con su yo falso. Su yo verdadero está solo y aislado. Estar en esta última capa de sentimientos dolorosos es la parte más dura del proceso de duelo. “La única manera que hay es atravesándolo”, es lo que dice John Bradshow. Es duro permanecer en ese nivel de vergüenza y soledad, pero si abrazamos y aceptamos estos sentimientos, finalmente los integramos y dejan de dominarnos inconscientemente. Encontramos nuestro propio yo, el que hemos estado escondiendo. Como lo escondemos de los demás, lo escondemos de nosotros mismos. Si abrazamos nuestra vergüenza y nuestra soledad, empezamos a sentir nuestro yo más verdadero.

Fuente: beyondblue.

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