
El Trauma y su impacto en la salud mental
El trauma no es un evento o una experiencia, sino más bien una respuesta emocional a una experiencia o experiencias. Cualquier persona puede experienciar eventos que resulten traumáticos. En ocasiones consiste en un evento concreto, como un desastre natural o un accidente y, en otras se trata de una experiencia que se prolonga en el tiempo, como el maltrato o el abuso en la infancia. En realidad, se trata de cualquier evento que dé mucho miedo o que se considere por la persona que lo vive como potencialmente mortal. En el caso de familias abusivas, los niños experiencian muchas situaciones de agresión activa o pasiva, que sienten como amenazadoras para su supervivencia física y emocional.
Con o sin un diagnóstico de salud mental, el trauma puede causar todo tipo de síntomas y complicaciones difíciles si no se trata en terapia, como ansiedad, aislamiento social, abuso de sustancias, autolesiones, pesadillas, recuerdos intrusivos, autolesiones, ideaciones suicidas, depresión o Síndrome de Estrés Postraumático Complejo.
También afecta las relaciones, pudiendo resultar difícil de gestionar el vínculo con la familia, las amistades, los compañeros de trabajo y las parejas.
¿Qué es la Codependencia?
Una relación codependiente no es equilibrada, ya que es unilateral. La persona codependiente centra todas sus energías en satisfacer las necesidades de la otra persona (en muchas ocasiones la pareja pero no necesariamente sólo en este vínculo) mientras se olvida por completo de las suyas.
La codependiente sólo se permite la necesidad de sentirse necesitada en la forma de salvadora, cuidadora, ayudadora de la otra persona.
En principio, lo que quiere es que cambie, pero en realidad, lo que hace es habilitar que la otra persona continúe con el mismo comportamiento. Por lo general, la otra persona (en muchas ocasiones con tendencias narcisistas) tiene un comportamiento adictivo, hacia el trabajo, el juego, el sexo, sustancias,… y en esto está el foco de su vida, donde el codependiente tiene un papel más bien secundario.
Cada relación es única, pero hay algunos puntos en común que muchas personas en relaciones codependientes experimentan.
Puntos en común de las Relaciones Codependientes
- Baja autoestima. El codependiente suele sentirse indigno, no merecedor de amor, como un perdedor, culpable o avergonzado. En muchas ocasiones no hay una consciencia de estos sentimientos sino que el codependiente ofrece una imagen de seguridad y confianza frente a los demás.
- Falta de límites. Las relaciones codependientes generalmente tienen límites pobres, teniendo ambas personas dificultades para distinguir dónde empieza una y termina la otra, por ello, poner límites o aceptarlos, suele ser un tema de conflicto.
- Necesidad de complacer y cuidar a los demás. La codependiente normalmente sólo se ha sentido vista o apreciada en su familia de origen por lo que hacía en lugar de por quién era. Por ello, de adultas, tienden a repetir estos comportamientos con los demás, poniendo el foco en que los demás estén contentos con ellas, sacrificando su bienestar o su autenticidad.
- Gestión pobre de las emociones. Un codependiente no suele tener mucho contacto con sus propias emociones, por lo que cuando las expresa, si es que se permite esto en algún momento, lo hará de una forma muy reactiva y poco madura.
- Mala comunicación. Una codependiente no sabe comunicar sus propias necesidades ni ser asertiva frente a situaciones que no quiere o que la incomodan. Suele tener una expectativa poco realista de que los demás deben adivinar qué es lo que piensa o cómo se siente.
Estas son algunas de las características comunes de la codependencia, pero hay más, como emociones difíciles de gestionar, la negación de que hay un problema, dificultades con la intimidad, obsesión por las relaciones y la necesidad de control.
Cuál es el nexo de unión entre el Trauma Infantil y la Codependencia
Una de las consecuencias de haber sufrido trauma en la infancia son las relaciones dañadas, malsanas y destructivas. No haber contado con una parentalidad sana, conforma la plantilla de las relaciones que tendremos en el futuro, con la tendencia a repetir patrones ya vividos, que son dañinos y no nos permiten sentir bienestar ni crecer. Con demasiada frecuencia, las relaciones se vuelven codependientes, desviándose por un camino poco saludable.
Las relaciones saludables y de apoyo son importantes para recuperarse y minimizar el impacto del trauma. Esto supone que primero hay que poner conciencia en qué tipo de relaciones tenemos como adultas en el trabajo, con la familia, con los amigos, con la pareja… y desde ahí, en el caso de que hayamos desarrollado relaciones codependientes, aprender a relacionarnos de otra manera con los demás: desde un lugar de respeto, compasión, amor por una misma y por el otro, de libertad, con límites y sin intentar controlar a los demás.
Hay muchas personas que han experimentado trauma cuando eran niños y muy pocas llegan a recibir los recursos para afrontarlo y sanarlo. El trauma en la infancia es la causa fundamental de la codependencia. Para un número muy elevado de personas, las relaciones codependientes son una respuesta a traumas pasados ??no tratados.
El Trauma Infantil
El trauma infantil suele estar centrado en comportamientos de la la familia de origen: abuso físico y/o emocional y/o psicológico, negligencia (entendida como la ausencia de apoyo, atención, amor,…) violencia dentro de la familia, inversión de roles forzando a un niño a hacer las tareas de un adulto,… Sin un buen modelo de relaciones saludables, muchas personas llevan estos ejemplos a las relaciones adultas.
Estas experiencias vividas en la infancia puede llevar a una persona a sentirse indefensa y sin poder y hacerla dependiente, necesitando que otras personas la validen y satisfagan sus necesidades emocionales. En el otro extremo del espectro, un niño traumatizado puede convertirse en un adulto que se siente omnipotente y que muestra una fachada de perfección y seguridad, esta persona necesitará que alguien dependa de ella, como un suministro de poder y de control. Éste es el otro lado de la relación codependiente.
La Codependencia vinculada al Trauma Bonding
No todas las relaciones codependientes son abusivas, aunque todas son perjudiciales para el bienestar emocional y psicológico. En muchos casos, sin embargo, el codependiente es abusado emocional o físicamente por la otra persona en la relación. Si alguna vez te has sentido avergonzada o débil por no poder dejar una relación abusiva, es muy posible que estés experimentando trauma bonding o vínculo traumático.
El trauma bonding consiste en tener un patrón en la edad adulta repitiendo las dinámicas que se dieron en la infancia con un padre o madre (o ambos) que han sido abusivos. Por ello, suele haber un sentimiento de lealtad y dependencia hacia el abusador. En este tipo de relaciones a menudo ocurre el refuerzo intermitente, donde los momentos de abuso se intercalan con situaciones de afecto.
El refuerzo intermitente engancha mucho a la persona abusada, ya que modificará su comportamiento (y a sí misma al final) hasta la extenuación para conseguir que los momentos de afecto crezcan y los de abuso disminuyan. Desafortunadamente, esto no suele ser así sino al contrario. Es decir, con el paso del tiempo, son los comportamientos abusivos los que están mucho más presentes que os de afecto. Y además es algo manipulativo, que permite al abusador mantener el control y el poder en la relación.
Esto hace que sea muy difícil para la persona abusada dejar la relación. En su fuero interno, suele guardar la esperanza (durante meses, años, décadas,…) de que el abusador cambiará, le tratará bien y satisfará sus necesidades emocionales.
Además, el vínculo por trauma puede ocurrir incluso sin un abuso. Cuando la relación es codependiente, incluso sin un abuso manifiesto, puedes desarrollar este apego y lealtad hacia alguien que simplemente no es bueno para ti. Romper el vínculo del trauma es difícil pero posible.
Tratamiento del Trauma para acabar con la Codependencia
Tratar la codependencia implica reconocer y cambiar los patrones de relación dañinos. Sin embargo, con esto no es suficiente, sino que es necesario llegar a la raíz del problema y procesar los traumas de la infancia.
Esto es lo que considero que funciona después de acompañar a muchas personas en el procesamiento de sus traumas:
- Poder hablar con libertad y sin sentirse juzgados de lo que les ha pasado
- Permitirse expresar y gestionar sus emociones, por difíciles o enterradas que parezcan
- Empezar a reconocerse en quiénes son, qué les gusta, qué es importante para ellas en su vida
- Aumentar su autoestima, priorizándola frente a los vínculos en su vida
- Abrazar a su niña interior y otras versiones de sí misma del pasado, pudiendo aceptarlas con compasión
- Aprender a poner límites y comunicarse de forma asertiva
- Determinar qué personas y relaciones son los que quieren para sus vidas y los que no
- Abrazar su humanidad, con las partes de sombra e imperfecciones que todas las personas tenemos
- Responsabilizarse de sus vidas, de sus decisiones y de sus comportamientos
- Bajar a su cuerpo, permitiéndose experimentar todo tipo de emociones y sensaciones que surjan
Todo esto es algo que la terapia Gestalt facilita enormemente. Pero no sólo el método terapéutico es importante. Que la terapeuta tenga conocimientos de familias narcisistas y codependientes y del trauma vivido en la infancia y sus efectos, es algo fundamental.
Un terapeuta que no esté familiarizado con las dinámicas que se han comentado en este artículo, de forma no intencionada, puede llegar a retraumatizarte, al invalidarte, no reconocer tu historia, minimizar el daño o pretender que lo perdones todo de manera forzada.
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