padres emocionalmente inmaduros

4 Señales de que tus Padres son Emocionalmente Inmaduros (Narcisistas y Codependientes) y cómo gestionarlo y repararlo

Tener un padres emocionalmente inmaduros, por lo general, narcisistas o codependientes, puede ser profundamente frustrante y generarte dificultades emocionales de todo tipo. Puede desencadenar en cualquier momento de la vida síntomas como depresión, ansiedad, síntomas de trauma (como flashblacks emocionales), generar adicciones y otras condiciones de salud mental.

También puede conducir a conflictos entre padres e hijes y desafíos continuos en la relación.

Es importante identificar los signos y síntomas de la inmadurez emocional de tus padres narcisistas o codependientes para que poder reconocerlos y averiguar su impacto en ti.

También es importante desarrollar recursos para evitar repetir los patrones de tus padres y aprender a gestionar el vínculo con ellos desde una paz y tranquilidad para ti misma.

La madurez emocional es un elemento importante para tener una relación saludable contigo misma y con los demás. La inmadurez emocional puede ser el resultado de apegos inseguros durante experiencias tempranas de la vida, traumas, adicciones no tratadas o problemas de salud mental y/o falta de una introspección más profunda o trabajo personal sobre uno mismo.

Señales de padres emocionalmente inmaduros y recursos para afrontarlo

Operan desde un ego que es narcisista o codependiente

Todas las personas desarrollamos un ego, que se crea en la infancia y que es ese personaje que nos decimos que somos (aunque somos mucho más que eso) y a través del cual nos relacionamos con el mundo y las demás personas. Cuando un padre o madre emocionalmente inmaduro opera desde el ego, para simplificarlo, lo vamos a dividir en dos categorías:

  • Un ego narcisista: son padres con egos muy grandes, autoritarios, egoístas, poco empáticos y nada respetuosos con los límites.
  • Un ego codependiente: son madres normalmente con tendencia a complacer, a menudo atrapadas en una narrativa de víctima.

Ambos egos son el resultado de una baja autoestima, que a su vez tiene su origen en una relación disfuncional con sus padres u otros cuidadores y que se pasa de generación en generación.  

Recursos para afrontar a padres o madres emocionalmente inmaduros que operan desde un ego narcisista o codependiente

  • Para ti: si tus padres tienen egos de este tipo, es muy probable que tú hayas desarrollado uno igual: o bien narcisista, o bien codependiente. Para evitar caer en lo mismo, es saludable trabajar tu ego y separarte de él a través de técnicas como el mindfulness o la meditación, el yoga, la conexión con la naturaleza y la terapia Gestalt y/o corporal. Todas ellas te permitirán separarte de tu ego y conectar con tu esencia, para desarrollar una autoestima sana.
  • En la relación con tus padres: aprende qué distancia necesitas poner con cada uno de ellos para tener seguridad y bienestar emocional, aprende a ponerles límites y mantenerlos. Para desarrollar los límites, sirve la visualización de un escudo energético entre ti y tus padres que te protege. Aprende a comunicarte de forma asertiva con tus padres y a decirles que no.

No asumen responsabilidades por sus actos o comportamientos y tienden a culpar de todo a los demás

Nuevamente, esto puede manifestarse como tendencias codependientes, con una narrativa de víctima en la que su sufrimiento es culpa de todos los demás, sin asumir las riendas de su propia vida, o bien una respuesta narcisista, donde nunca tienen la culpa de nada y los problemas son el resultado de las insuficiencias y errores de otras personas.

No asumir la responsabilidad por tus propios comportamientos lleva a estar en el niño en lugar de en el adulto, genera desconfianza en los demás, no te permite aprender de tus errores y te lleva a la idea errónea de que son los demás los que llevan el timón de tu propia vida.

Recursos para afrontar a padres emocionalmente inmaduros que no asumen sus responsabilidades

  • Para ti: aprende a asumir la responsabilidad de tu propia vida dejando de culparte a ti o a los demás por lo que te ocurre. Mientras que la culpa es destructiva y dañina, la responsabilidad te permite tener compasión hacia ti misma y te ayuda a convertirte en la creadora de tu propia vida.
  • En la relación con tus padres: si tus padres no se quieren o no se pueden responsabilizar de sus actos, no hay gran cosa que tú puedas hacer. Si tú te responsabilizas, ya les estás invitando de forma energética a que hagan lo mismo pero ese paso depende de ellos. Si tus padres no se han responsabilizado nunca, puede ser sano para ti dejar de contar con que lo hagan y soltar el hecho de que esto no va a ocurrir. Por ejemplo, si ya sabes que si le das cierta información personal a tu padre o madre sobre ti, antes o después la va a acabar utilizando en tu contra y después no se va a dejar de responsabilizar sobre ello, en lugar de reclamar esta responsabilidad y seguir haciéndote daño, podrías dejar de contar cosas personales y así protegerte.

Utilizan mecanismos de defensa como la negación y la proyección

Los mecanismos de defensa son la forma que tiene el ego de protegerse de los pensamientos y sentimientos incómodos. Todas las personas usamos mecanismos de defensa. Sin embargo, un padre o madre emocionalmente inmaduros, como narcisista o codependiente, recurrirán a estos mecanismos constantemente, dejando poco margen a una consciencia de cómo se sienten.

Algunos de estos mecanismos de defensa son:

  • La negación: decirse a uno mismo que algo no está ocurriendo a pesar de que sí que esté ocurriendo. Un ejemplo de esto es: “No estoy enfermo de cáncer, ese médico se equivoca” cuando la persona acaba de salir de la consulta del médico en la que le han dado el diagnóstico.
  • La proyección: tomar características propias que no nos gustan y proyectarlas en otras personas para no hacernos cargo de ellas. Normalmente no proyectamos sobre una pantalla en blanco sino que la persona sobre la que proyectamos es muy probable que tenga esa característica, pero con la proyección lo que evitamos es asumir que nosotros también la tenemos. Un ejemplo de esto es: Una madre que le dice a su hija: “Eres muy criticona, siempre estás hablando mal de todo el mundo y esto es algo muy feo.” Con este comentario, la madre está obviando que ella TAMBIÉN critica a otras personas con frecuencia.

Tener un padre o madre que utiliza estos mecanismos de defensa con frecuencia, puede ser enloquecedor y hacer que te cuestiones a ti mismo y tu percepción de la realidad.

Recursos para afrontar a padres emocionalmente inmaduros que utilizan demasiado los mecanismos de defensa

  • Para ti: pon conciencia sobre cuáles son los mecanismos de defensa que más utilizas y aprende a reconocer cuál es la emoción o verdad incómoda que estás evitando con el mecanismo de defensa. Esto es una cuestión de práctica y la terapia Gestalt puede ayudar mucho a esta práctica. Puedes encontrar salidas saludables para tus emociones, como el ejercicio, el arte o expresarte con personas que te comprendan.
  • En relación con tus padres: aprende a identificar cuándo tu padre o madre está utilizando un mecanismo de defensa y simplemente obsérvalo y observa cuál es tu respuesta frente a esto. Con el tiempo, observar te permite responder (una respuesta actualizada como adulta) en lugar de reaccionar (una respuesta antigua aprendida desde el ego).

Una inversión de los roles en la familia

Los padres emocionalmente inmaduros, como los narcisistas o codependientes suelen invertir los roles y poner a sus hijos como sus padres y a sí mismos como los hijos. Los padres emocionalmente inmaduros no han podido cubrir sus necesidades emocionales básicas en la infancia, como sentirse queridos, vistos, validados,… esto hace, de forma inconsciente, utilicen a sus hijos para que, ya de adultos, estas necesidades emocionales se vean satisfechas. De esta forma, son los hijos los que se verán forzados a estar emocionalmente disponibles para los padres, escuchándolos, validándolos, apoyándolos,.. cuando lo natural es lo contrario.

Recursos para afrontar a padres emocionalmente inmaduros que invierten los roles en la familia

  • Para ti: reconoce que tus necesidades emocionales básicas no fueron cubiertas en la infancia sino que cubriste tú las de tus padres, aprende a darte cuenta de cuáles son estas necesidades (sentirte querida, vista, reconocida, alabada, perteneciente,…) y aprende a dártelas a ti misma y a estar en vínculos donde estas necesidades pueden ser cubiertas.
  • En relación con tus padres: puedes aprender a sentir compasión por ellos, ya que si no han sabido cubrir sus necesidades emocionales es porque tampoco se cubrieron las suyas en su infancia y lo que han hecho es repetir el comportamiento. Tienes derecho a estar enfadada con tus padres por un tiempo, pero si el enfado se cronifica, esto puede ser contraproducente. La compasión ayuda a ver a tus padres como personas, no sólo en el rol de padres, ayuda a soltar la idea de “esto tenía que haber sido así” y te empodera para darte a ti misma lo que te faltó.

Si has crecido con padres emocionalmente inmaduros, esto ha tenido un gran impacto en tu vida, cómo te gestionas emocionalmente y cómo te relacionas con los demás. Si quieres reparar esto, has de ver cuáles son tus puntos ciegos sobre este tema, buscar espejos más saludables y sanar las heridas causadas por este tema en terapia con una terapeuta que tenga conocimientos y experiencia sobre este tema.

Imagen de a Alexander Dummer en Unsplash.

La “Lectura de Mente” y el Abuso de las Personas Narcisistas

La “Lectura de Mente” y el Abuso de las Personas Narcisistas

Una de las características del abuso es que el abusador espera que las personas a su alrededor sepan exactamente lo que él está pensando y se enfada cuando no lo hacen. A menudo reaccionará de manera abusiva, especialmente hacia aquellas personas cercanas a él, como las relaciones familiares, de amistad, de pareja y de trabajo. Cuanto más cercana e íntima sea la relación con el abusador, con más potestad se sentirá para tener comportamientos y actitudes abusivas esperando que las otras personas simplemente las aguanten.

La expectativa de leer la mente parece extraña hasta que nos damos cuenta de que la abusadora suele ser emocionalmente inmadura, aún profundamente narcisista. Se ve a sí misma como el centro del universo, donde todo y todos los demás existen en relación con este centro, donde todos los demás son básicamente una parte de ella. Las narcisistas tiene un trastorno que les hace ver a los demás como extensiones de sí mismas. Ésta es la razón por la cual la inhabilidad de leer su mente les enfurece, porque demuestra que las personas con las que se relacionan son entidades separadas con sus propios pensamientos y perspectivas, un reconocimiento que amenaza la certeza de estar en el centro de todo.

Psicológicamente hablando, la forma en que un abusador ve el mundo y su lugar en él no es muy diferente de la de un niño de tres años. Ambos tienen problemas para controlar sus emociones, especialmente cuando sus necesidades o deseos se ven frustrados. Pero, por supuesto, una gran diferencia es que un berrinche básicamente inofensivo de un niño se traduce en un doloroso abuso emocional, psicológico o físico por parte de un adulto.

De ahí todas las técnicas y trucos mentales que una abusadora utiliza cuando la persona que tiene cerca denuncia el maltato o abuso, señala que “algo no está bien” o manifiesta de forma explícita que el comportamiento del narcisista le hace daño. Su ego es muy grande pero frágil, hasta el punto de que prefieren rodearse de personas que les sigan en su delirio antes que hacer una introspección y cambiar para sentirse mejor consigo mismos y con los demás.

Dependiendo de en qué punto del espectro estén, sí que es posible que realicen ciertos cambios de comportamiento. Pero esto será principalmente porque esto les beneficia del modo que sea y no suelen reconocerlo. Simplemente cambian y se comportan como si todo hubiese sido siempre así.

La razón por la que emocionalmente son como niñas de tres años es porque no completaron las etapas de desarrollo emocional en el momento en que correspondía. Se han quedado congeladas en ese momento, sin madurar. Al fondo de una narcisista lo que hay es una niña interior muy herida, hasta tal punto, que ya de adultos, siguen siendo niñas. El trato que se les ha dado por sus familias disfuncionales en la infancia ha sido o “demasiado” bueno, es decir, sin poner límites y sin que tuvieran una figura de autoridad de referencia o recibiendo el mensaje de que

“tú eres el rey/ la reina y eres mejor que los demás”

O bien se les ha tratado mal, siendo ellos mismos objeto de un maltrato/abuso, de un abandono, de carencia de amor. En algunos casos ha habido una combinación de ambas, alternando entre un comportamiento “demasiado bueno” o “demasiado malo” por parte del padre/madre/cuidador(a) o bien con dos personas en donde una hace de “poli bueno” y la otra de “poli malo”.

Fuente: https://evolutioncounseling.com