Cada día, muchas personas de diferentes lugares, se dan cuenta de la dolorosa realidad de que han crecido en una familia narcisista/disfuncional. En muchas ocasiones, llegar a esta verdad tan dura lleva tiempo. ¿Por qué es así? Hay dos razones principales:
- La primera es que las personas con TNP (Trastorno Narcisista de la Personalidad) no son fáciles de identificar, por su comportamiento caótico, cambiante y poco coherente. Además, los narcisistas crean una realidad ficticia, donde nada es lo que parece y la mayoría de los miembros de la familia se adscriben a esta realidad por defecto porque es lo único que conocen.
- La segunda es que darte cuenta de que has sido criado en una familia narcisista, donde al menos uno de los padres tiene TNP, es una verdad que puede doler mucho, por lo que el cerebro lo hacen consciente cuando la persona está preparada para aceptar y asumir una realidad tan dura.
En este artículo vamos a centrarnos en explicar la primera de las razones.
Nada es lo que parece en las familias narcisistas
En las familias narcisistas hay una apariencia de felicidad y apertura, aunque la relación en realidad es rígida y de abuso. Estas familias parecen cohesionadas, pero a puerta cerrada son caóticas y sus miembros están desconectados de sus propios sentimientos y emociones. Hay una falta de límites, manipulación emocional y comportamientos caóticos y rígidos. Veamos algunas de estas características y cómo se esconden o tergiversan.
Falta total de límites
Aunque la familia narcisista parece abierta al mundo exterior, es una historia completamente diferente de puertas para adentro. En realidad, estas familias se caracterizan por una falta total de límites. Sus miembros no pueden tener intimidad, guardar información o tener un espacio privado. Todo pertenece al narcisista y esto incluye los cuerpos y las mentes de su pareja y sus hijos. Estos padres cruzan líneas una y otra vez y lo disfrazan como “somos muy abiertos y nos lo contamos todo. En esta familia no nos gustan los secretos”.
Manipulación emocional
En la familia narcisista son muy frecuentes las dinámicas de manipulación y chantaje emocional, intentando que los miembros se sientan culpables o sientan vergüenza para controlar su comportamiento. Normalmente, la que más manipula es la narcisista, pero el otro padre, que suele ser el codependiente, también lo hace, sobre todo para victimizarse. Algunos ejemplos de esto son frases como: “¿De verdad vas a salir así vestida a la calle?” “Ya sabes que las cosas sólo te van bien cuando me haces caso en lo que te digo que tienes que hacer” “Me vais a matar a disgustos entre todos” “Siempre has sido mala. Naciste así y no hay nada que hacer”.
Conflicto dañino en las familias narcisistas
El conflicto es inevitable en la familia narcisista. Cualquier situación es una buena excusa para crear un conflicto y generar drama. Los miembros de la familia no tienen una escucha activa y empática entre ellos y no cuidan de no hacer daño con lo que hacen o dicen a los demás. El clima es el de “sálvese quien pueda” y se toman actitudes a la defensiva o directamente de ataque, donde todo se toma de un modo personal y el objetivo termina siendo dañar a los demás lo más posible intentando no salir dañado. La comunicación es pobre o inexistente y no hay una muestra de vulnerabilidad.
Enredo rígido
Dentro de la unidad familiar narcisista hay una falta total de autonomía de sus miembros. El narcisista demanda una enorme lealtad a todo lo que hace y/o dice y los intentos de posicionarse de otra manera son aplastados o denunciados. El comportamiento del narcisista suele estar destinado a generar dependencia de todo tipo: psicológica, emocional, económica,… De tal forma que haya la menor autonomía personal por parte de los miembros y una jerarquía muy estricta, similar a la de un régimen militar. Entre los miembros de la familia narcisista se genera la fantasía de que “Tú eres yo y yo soy tú”, de forma que hay una confusión acerca de los límites personales más básicos.
Desequilibrios en las relaciones y asignación de roles
La narcisista ejerce control creando relaciones caóticas y hostiles entre los hijos. A uno le suele asignar el rol del chivo expiatorio, mientras que a otro le asigna el rol que se conoce como el del niño dorado. Esto genera un enorme desequilibrio en el sistema familiar y alimenta el odio, la distancia y la desconexión entre los hermanos, que suelen competir en lugar de darse apoyo y cariño. Al crear una jerarquía, la narcisista puede sembrar el caos y así mantener un mayor control sobre la unidad familiar. Por su parte, la pareja de la narcisista, normalmente codependiente, permite, habilita y esconde todo este desorden y abuso. El codependiente no está a la misma altura que la narcisista sino por debajo, siendo tratado en muchas ocasiones como si fuera un niño más.
Las apariencias externas
A medida que las personas se dan cuenta de la realidad de su trauma familiar, comienzan a preguntarse por qué otros miembros de la familia u otras personas cercanas a la familia no han intervenido para parar o denunciar lo que sucedía. La explicación está en que es difícil para las personas fuera del núcleo familiar detectar los comportamientos de abuso narcisista y maltrato porque están cuidadosamente escondidos. El narcisista se cuida en todo momento no sólo de esconder los comportamientos en la intimidad sino de proyectar una imagen impecable frente al exterior. Se mostrará sociable, afable, seductor,.. de un modo tal que la imagen resulta lo contrario de cómo se comporta de puertas para adentro. Esto hace que las personas que no pertenecen al núcleo familiar no tengan la menor idea de lo que está ocurriendo y piensen que el narcisista es “muy buena persona” o “alguien muy afable que jamás le haría daño a nadie”. Este comportamiento confunde mucho a los hijos, en especial cuando son niños, ya que reciben información muy contradictoria acerca del narcisista, que les suele llevar a cuestionar la realidad que están viviendo y sentir mucha confusión acerca de quién es realmente su padre o su madre.
Conclusiones finales sobre las familias narcisistas
Si has crecido en una familia con estas características, seguramente esto ha tenido muchas secuelas en tu vida de adulta. Sin embargo, la sanación es posible. Requiere de terapia, trabajo personal y ganas de tener una vida mejor.