Cómo Saber si estás siendo Emocionalmente Manipulada/Manipulado  o si Eres tú la/el que Manipula (o Ambas)

Cómo Saber si estás siendo Emocionalmente Manipulada/Manipulado o si Eres tú la/el que Manipula (o Ambas)

La manipulación es una forma de influir de manera encubierta en alguien con tácticas indirectas, engañosas o abusivas. La manipulación puede parecer benigna o incluso amistosa o halagadora, como si la persona realmente se preocupase por ti, pero en realidad es para lograr un motivo ulterior. Otras veces, es una hostilidad velada, y cuando se usan métodos abusivos, el objetivo es el poder sobre ti. Puede que no te des cuenta de que estás siendo manipulada.

Si creciste siendo manipulado, a veces es difícil discernir qué está pasando, porque se trata de algo que te resulta familiar. Es posible que tengas una sensación de incomodidad o de enfado, pero en la superficie el manipulador puede usar palabras agradables, congruentes, razonables o que activan tu culpa o simpatía, por lo que ignoras tus instintos o intuición y te dejas arrastrar por sus palabras.  Las personas complacientes, no asertivas o codependientes tienen problemas para ser directas y asertivas y pueden usar la manipulación para salirse con la suya. También son presa fácil de ser manipuladas por narcisistas, piscópatas o sociópatas y por otros codependientes.

Tácticas de Manipulación Emocional

Las tácticas de los manipuladores emocionales son la culpa, quejarse, comparar, mentir, negar (incluyendo excusas y racionalizaciones), fingir ignorancia o inocencia (la defensa de “¡¿Quién?!¡¿Yo?!”), culpar, sobornar, socavar, juegos mentales, suposiciones, el “pie en la puerta”, revocaciones, chantaje emocional, evasivas, olvido, falsa preocupación, simpatía, disculpas, halagos, regalos y favores.

Las manipuladoras utilizan la culpa con frases como: “Después de todo lo que he hecho por ti”, o comportándose crónicamente como una persona necesitada e indefensa. Pueden compararte negativamente con otra persona (triangulación) o reunir aliados imaginarios con su causa, diciendo que “Todos pensamos que tú…” o ” X dice sobre ti que…”.

Algunos manipuladores emocionales niegan promesas, acuerdos o conversaciones, o inician una discusión y te culpan por algo que has hecho o no has hecho para obtener simpatía y poder. Este enfoque se puede utilizar para romper una fecha, promesa o acuerdo.

Las manipuladoras emocionales a menudo expresan suposiciones acerca de tus intenciones o creencias y luego reaccionan a ellas como si fueran verdaderas para justificar sus sentimientos o acciones, negando todo lo que has dicho en una conversación. Pueden actuar como si se hubiera acordado o decidido algo cuando no se ha hecho para ignorar cualquier objeción que puedas tener.

La técnica del “pie en la puerta” es realizar una pequeña petición, que aceptas, que es seguida por la solicitud real, que es más grande. Es más difícil decir que no, porque ya has dicho que sí. La inversión da la vuelta a tus palabras para significar algo que no pretendías. Cuando te opones, los manipuladores le dan la vuelta a tus palabras para parecer ellos los perjudicados. Ahora se trata de ellos y sus quejas, y tú estás a la defensiva. ¿Te suena esta dinámica?

La preocupación a veces se usa para socavar tus decisiones y confianza en forma de advertencias o preocupaciones sobre ti. Por ejemplo, te quieres ir de viaje a otro país durante quince días con una amiga y tu pareja, que en realidad no quiere quedarse solo, consigue convencerte de que te quedes porque viajar a un país extranjero puede ser algo peligroso para ti y él sólo está mirando por tu bienestar.

Chantaje Emocional

El chantaje emocional es una forma de manipulación que supone un abuso emocional. Puede incluir el uso de la ira, la intimidación, las amenazas, la vergüenza o la culpa. El avergonzarte es un método para crear dudas y hacer que te sientas inseguro. Incluso se puede expresar con un cumplido: “¡Me sorprende que de todas las personas, tú opinaras eso!” Una táctica clásica es asustarte con amenazas, enfado, acusaciones o advertencias, como “A tu edad, nunca te encontrarás con nadie más si te vas “ o “Tal y como eres, ¿quién te va a querer? “o jugar a la víctima:“Sin ti, me moriré”.

Los chantajistas emocionales también pueden asustarte con su rabia y después cambian repentinamente a un estado de ánimo más ligero. Estás tan aliviada por este cambio que estás dispuesta a aceptar lo que se te pide. Es posible que mencionen algo de lo que te sientas culpable o avergonzado del pasado como influencia para amenazar o avergonzarte, como por ejemplo, “Les diré a los niños X si no haces lo que quiero”.

Las víctimas de los chantajistas emocionales son propensas a experimentar muchas dudas psicológicas. La víctima tiene miedo de enfadar a la manipuladora emocional, se siente obligada a cumplir con su solicitud y se siente demasiado culpable para no hacerlo. La vergüenza y la culpa se pueden usar directamente con críticas o acusaciones de que eres “egoísta” (lo peor que le puedes decir a muchos codependientes) o que “Sólo piensas en ti mismo”, “No te preocupas por mí” o ” Tú lo tienes tan fácil”.

Codependientes

Los codependientes rara vez son asertivos. Suelen decir lo que piensan que alguien quiere escuchar para llevarse bien, tener “buen rollo” o sentirse queridos, pero luego hacen lo que quieren. Ésta es una forma de manipulación pasiva motivada por el miedo.

En lugar de responder a una pregunta que podría conducir a una confrontación, son evasivas, cambian de tema o utilizan la culpa y la negación (incluidas las excusas y las racionalizaciones) para evitar equivocarse. Debido a que les resulta tan difícil decir que “no”, terminan diciendo que sí, para después no hacer lo prometido, o hacerlo a medias, o quejarse mucho por tener que hacer algo a lo que han dicho voluntariamente que sí.

Las codependientes tienen dificultades para aceptar la responsabilidad debido a que en su infancia no se hablaba de responsabilidad como algo que puede ser ejercido desde el amor hacia una misma y que también proporciona satisfacciones. Sino que de lo que se hablaba siempre era de la culpa, que en la familia disfuncional era como una patata caliente que las personas se pasan las unas a las otras sin distinguir quiénes son adultos y quiénes niñas. Por ello, cuando a una codependiente se le exige algún tipo de responsabilidad, la niega y culpa a otro o pone excusas o se disculpa para mantener la paz.

Usan el encanto y la adulación y ofrecen favores, ayuda y regalos para ser aceptados y queridos. También utilizan las críticas y la culpa para manipular y obtener lo que quieren: “¿Por qué solo piensas en ti mismo y nunca me preguntas o ayudas con mis problemas? Yo te he ayudado a ti muchas veces”. Actuar como una víctima es una forma de manipular utilizando la culpa.

Fuente: https://www.psychologytoday.com

El Defecto Fatal

El Defecto Fatal

  • Andrea, de 23 años, teme en el fondo que si permite que alguien se acerque lo suficiente para ver a la verdadera Andrea, no le gustará lo que ve.
  • Jaime observa a las personas que caminan por la calle riendo y hablando, y se pregunta qué tienen que él no tiene.
  • Cristina, una empresaria consumada, secretamente se siente fuera de lugar dondequiera que vaya.
  • Laia se esfuerza en todo lo que hace, es una perfeccionista que nunca está satisfecha con nada en su vida y no deja que nadie la conozca en profundidad.

Aunque parezca que cada una de estas personas está luchando con un problema diferente, todas estas luchas secretas y dolorosas provienen de la misma raíz común. Andrea, Jaime, Cristina y Laia creen en su fuero interno que “algo está mal en ellos”. A esta creencia algunos terapeutas la llaman el defecto fatal.

 

El defecto fatal, en las personas que lo sienten, hasta que empiezan terapia, puede resultar muy difícil de detectar. Se trata de algo que está de fondo, un sentimiento profundo de inadecuación que causa mucho dolor a la persona y que, inconscientemente, trata de esconder frente a los demás porque cree que, si lo descubren, los alejará. Se trata de una mezcla de vergüenza, culpa y rabia dirigida hacia uno mismo.

El defecto fatal realmente no existe. No es una cosa real, pero sí un sentimiento real. Es un sentimiento cuyo poder proviene de ser insidioso, invisible e innombrable. Es un sentimiento que puede perseguir a una persona a lo largo de su vida, sin revelarse nunca.

Miremos más de cerca la infancia de Andrea, Jaime, Cristina y Laia para ilustrar cómo cada uno llegó a tener su propia versión personal del defecto fatal.

Los padres de Andrea eran adictos al trabajo. Personas exitosas y ambiciosas que querían a sus hijos pero que no tuvieron tiempo para conocerlos. Andrea fue criada por niñeras que iban y venían. Andrea, en esencia, creció en un vacío emocional, sintiendo que sus padres no la conocían realmente. Ante su falta de atención e interés, el cerebro de su hija procesó esto como: “No soy digna de que me conozcan”. Como adulta, anticipó el rechazo en todas las relaciones, desarrollando contradependencia y alejando a las personas por miedo a la intimidad.

Jaime era hijo único de dos padres deprimidos. Sus padres lo quisieron e hicieron lo posible por cuidarlo y criarlo. Tenía una bonita casa y mucha comida y ropa. Pero emocionalmente, su infancia se empobreció. Debido a su depresión, los padres de Jaime no tenían mucha energía ni para ellos mismos. Les quedaba muy poca para su hijo.

Cuando Jaime tenía un problema con sus amigos, no se lo contaba a nadie. Cuando obtenía sobresalientes en matemáticas, a nadie parecía importarle demasiado. Jaime creció sin compartir con nadie su dolor o su alegría. Creció careciendo de la conexión emocional con los demás que hace que la vida sea estimulante y significativa. Como adulto, vivió su vida con una escasez de este ingrediente principal: conexión emocional.

Cristina creció en una gran familia de clase trabajadora, caótica pero amorosa. Las personas de su familia eran esencialmente “ciegas a las emociones”. No compartían, expresaban, advertían ni respondían a la emoción. Nadie en el mundo de Cristina cuando era niña sintonizaba con sus sentimientos. Cristina no tuvo ningún referente que le enseñara cómo reconocer, leer, tolerar, expresar o gestionar sus propios sentimientos (o los de los demás). Cristina tuvo éxito en el mundo de los negocios porque es inteligente, enérgica y motivada, pero no tiene inteligencia emocional. En situaciones sociales, se siente fuera de lugar y tiene ansiedad.

Los padres de Laia eran un narcisista y una codependiente. Su padre la escogió, cuando era muy pequeña, como el chivo expiatorio de la familia y le daba constantemente mensajes de que “era un desastre” y “lo hacía mal”. La madre simplemente le seguía la corriente al padre. Éste se enfadaba o burlaba de forma inapropiada cuando Laia mostraba una emoción.

Laia creció pensando que las emociones eran algo que “sobraba” en ella y que, hiciera lo que hiciera, era un desastre que, antes o después, los demás descubrirían.

Los tres primeros ejemplos son los de personas que han sufrido abandono emocional y la cuarta, abuso emocional.

La buena noticia es que el defecto fatal puede solucionarse en la adultez.

Cuatro Pasos para Sanar el Defecto Fatal

  1. Reconoce que lo tienes, y que no es un defecto real. Sólo es un sentimiento.
  2. Encuentra las palabras para expresar tu propia versión única de “algo está mal en mí”.
  3. Identifique la causa específica en tu infancia. ¿De qué manera fuiste descuidado/abusada emocionalmente? ¿Cómo causó tu defecto fatal?
  4. Comienza a trabajar en la aceptación de sus emociones y en reconocer cuándo tienes un sentimiento. Experiencia el sentimiento y ponlo en palabras. Si esto te resulta difícil, busca una terapeuta que sepa de emociones que te ayude.

Convertirte en una persona que gestiona sus emociones, que tiene autoestima y un buen equilibrio en sus relaciones de dar y recibir con los demás, hará que el “defecto fatal” que sientes, desaparezca.

Fuente: https://psychcentral.com

El rol del Chivo Expiatorio u Oveja Negra. Porqué te ha caído a ti y Cómo salir de él.

El rol del Chivo Expiatorio u Oveja Negra. Porqué te ha caído a ti y Cómo salir de él.

El problema inherente de las Familias Disfuncionales

Aclaración: casi todas las familias son disfuncionales en mayor o menor grado. En este artículo y los del resto del blog, cuando hablo de “familia disfuncional” me refiero a una familia en la que al menos uno de los padres tiene un trastorno mental, diagnosticado o no.

Las familias disfuncionales por definición tienen una visión pobre de sus propios comportamientos y problemas y harán casi cualquier cosa para proyectar “lo normal”. En realidad, estas familias están frecuentemente paralizadas por sus miedos, adicciones, desórdenes mentales e inseguridades mal gestionadas.

En esta versión distorsionada de la vida familiar a lo “Alicia en el país de las maravillas”, los padres disfuncionales a menudo evitan los problemas obvios y muy reales dentro de ellas y eligen a un niño  para desempeñar el rol del chivo expiatorio, sobre el cual se vuelcan todos los fallos, problemas y disfunciones familiares.

Este papel del chivo expiatorio es asignado por la familia a menudo temprano en la vida y forzado por la presión puesta sobre los otros hermanos para que lo acepten.

Otro aspecto del síndrome de oveja negra/chivo expiatorio es que los chivos expiatorios generalmente perpetúan este rol en las familias que ellos mismos fundan, más allá de su familia de origen porque es un comportamiento aprendido.

La proyección de la culpa y lo que “está mal” en el Chivo Expiatorio por la Familia Disfuncional

Una niña naturalmente sensible o empática que crece en el hogar con padres y otras personas que no pueden estar “equivocados”, que culpan a la niña por las cosas que ellos mismos han hecho o que se niegan a asumir la responsabilidad de su propia vida interior y comportamientos, la niña comienza a empatizar para después echarse a la espalda y finalmente identificarse con todos los temas no resueltos flotando en esta casa.

Los niños sensibles y empáticos -sin que se les haya enseñado cómo usar la empatía- pueden ser utilizados por la familia, ya sea intencionalmente o no, como portadores de los “pecados” de la familia. Los niños buscan de forma natural espejos que los definan, ya que se están forjando una identidad. Si el único espejo es uno que define al niño como el culpable, un niño sensible, que anhela la conexión, comenzará a definirse a sí mismo acorde a eso que le dicen que es, sobre lo que la familia proyecta, y que no es real.

A medida que esa niña crezca, se encontrará con más mundo, pero vendrá de la misma dinámica establecida en el hogar. ¿Por qué? Porque ella se ha identificado con esta forma de interactuar. Ella es la culpable. La que constantemente debe asumir la responsabilidad de los demás, las emociones y los “pecados”, porque esto es exactamente lo que hace. Se preocupa mucho por los demás, como una parte natural de su autenticidad, pero este cuidado se ha distorsionado, por esta identidad definida, en llevar a cuestas, cargar, “aguantar” el peso de algo que no le corresponde y que, como niña que es, le va grande.

Entonces, este niño, su don de la empatía se vuelve en su contra. No utilizará su empatía como reconocimiento de lo que otros sienten y la capacidad de reflejar eso (lo que se conoce como mirroring, hacer de espejo) para que luego puedan usar esa información para su propio crecimiento. Usará su don de la  empatía para llevar la carga de la culpa, y de sentirse responsable sobre cómo se sienten los demás. Y al hacerlo, de alguna manera se probará a sí mismo que no es la mala persona que le dicen que es. Él siente esta sensación de incorrección como si realmente le definiese. Él es el chivo expiatorio,porque lleva consigo los “pecados” de los demás.

Pero en verdad, bajo esta máscara, es una persona genuina, que está dotada con una herramienta poderosa. Si quieres romper con la identidad del chivo expiatorio, tendrás que conocer a esta auténtica persona dentro de ti. Este proceso comienza reconociendo y comenzando a honrar tus emociones y tu parte más egoísta y narcisista, porque te llevan a la verdad de que estás haciendo muchas cosas que no son genuinas sino que crees que “tienes el deber” de hacerlas para así sentirte digna de amor.

Cómo son los Chivos Expiatorios

Los niños que crecen como chivos expiatorios en una familia pueden desarrollar problemas de confianza, resentimiento y baja autoestima.  Se culpan a sí mismos por cómo los tratan y buscan encontrar razones lógicas que justifiquen su maltrato. Tienden a sentirse inútiles, feos, estúpidos y/o incompetentes. Pueden tener dificultades académicas y evitar situaciones u oportunidades competitivas. Suelen intentar guardar un bajo perfil. Se pelean con los demás con ira explosiva. Son pesimistas y guardan resentimiento en las relaciones personales. Creen que se les debe algo porque ellos mismos tratan de generar esa deuda, consciente o inconscientemente, cargando con los problemas de los demás. Algunos pueden tratar de demostrar su valía convirtiéndose en “conseguidores de metas”, a menudo en detrimento de sus propias aspiraciones e intereses en la vida.

A menudo buscan la validación que nunca tuvieron fuera del hogar, por lo que pueden ser vulnerables a los grupos depredadores y las personas que buscan aprovecharse, como los cultos religiosos, las bandas criminales, las organizaciones terroristas  y los depredadores emocionales y/o sexuales a menudo las atraen al ofrecer gratis y muy rápido esa validación que el chivo expiatorio tanto anhela. Eso es precisamente lo que ocurre, en un contexto romántico, con el bombardeo de amor o love bombing, donde la narcisista “baña” al chivo expiatorio de falsa validación. Es por esto que el vínculo que se crea entre ellos es tan poderoso para el chivo expiatorio. Porque su niña interior por fin tiene el amor incondicional que tanto anheló y no obtuvo en su infancia.

Qué No hacer si Eres el Chivo Expiatorio

  • No te culpes ni pienses que hiciste algo para merecer la forma en que te trataron. Muy probablemente, tus padres también tienen un trauma y han repetido lo que les hicieron a ellos.
  • No aceptes el rol del chivo expiatorio como algo normal en tu vida ni le des espacio en tu vida a la gente que te trata como tal.
  • No persigas a alguien que está siendo el chivo expiatorio. Eso es participar en el abuso.
  • No lo ignores cuando alguien más está siendo el chivo expiatorio. Eso es tolerar el abuso.
  • No intentes justificar tu valía convirtiéndote en un triunfador. No trabajes más duro para ganarte el amor de un padre, un miembro de la familia, un amigo o una pareja. El amor verdadero es un regalo gratis. No requiere que las personas hagan esfuerzos sobrehumanos, tengan que probar su valía con lo que hacen o “pasen por el aro” de todo lo que se les hace.
  • No confíes inmediatamente en las personas u organizaciones de cualquier tipo que te ofrecen validación. Guarda tu confianza para las personas que te traten bien y que no tengan una agenda oculta propia. Identifica si hay una aceptación radical e inmediata de esa persona u organización. Si la hay, es una bandera roja.
  • No pierdas tu tiempo y energía tratando de cambiar la opinión de otra persona sobre ti. Es doloroso admitirlo, pero la verdad es que casi no tienes poder ni control sobre los pensamientos, palabras y acciones de las otras personas.
  • No tomes represalias ni trates de lastimar a una persona o personas que te trata(n) como el chivo expiatorio. Intenta, lo mejor que puedas, desvincularte de ella(s). Entrar en una lucha de quién es el más fuerte, en una guerra emocional, sólo te hará engancharte a emociones y sentimientos displacenteros y te descentrará de ti misma. No tienes que demostrar nada. Sólo aléjate de un comportamiento que es tóxico y dañino para ti.

Qué Hacer si Eres el Chivo Expiatorio

  • Termina la conversación y retírate de la habitación y de la casa si es posible cada vez que alguien te trate mal.
  • Llama a la policía si alguien te hace daño físicamente, te amenaza o te intimida.
  • Trata de basar tu propia opinión sobre ti mismo en función de tus méritos, tus fortalezas y debilidades únicas, y no en las emociones y opiniones de los demás.
  • Defiende lo que es correcto cuando veas una injusticia. Dilo una vez y luego no lo repitas ni discutas al respecto. Acepta estar en desacuerdo si es necesario. Sólo decirlo una vez a veces puede ayudar.
  • Obtén apoyo. Busca amistades y relaciones validadoras y saludables donde la gente te valore y saque lo mejor de ti.
  • Si te encuentras en una situación de empleo, ejerce tu autoridad como empleada haciendo las tareas que se te encomiendan pero también pon límites si se cometen abusos. Exprésate de forma asertiva. Si el comportamiento no cambia, busca otro puesto de trabajo.
  • Si recibes un tratamiento no equitativo, rechaza amablemente el favor y solicita un trato igualitario.

Cualidades y Potencialidades del Chivo Expiatorio

  • Resiliencia
  • Independencia
  • Inteligencia
  • Empatía
  • Un fuerte sentido del Yo
  • Espíritu Crítico
  • Fuerza
Porqué los hijos de Narcisistas se convierten en Niños Adultos

Porqué los hijos de Narcisistas se convierten en Niños Adultos

Un factor muy significativo para las niñas adultas que han crecido en familias narcisistas es que no pueden saber que uno o ambos de sus padres son narcisistas. Normalmente sabrán que hubo algo malo en su infancia o que sus padres fueron diferentes de alguna manera, pero es posible que no reconozcan realmente a sus padres por lo que son.

Esto las pone en una gran desventaja porque hasta que entiendan el narcisismo y el control mental, pueden tener dificultades considerables en sus vidas sin saber por qué. Dificultades como sentirse inferiores a los demás a pesar de sus logros, sacrificar sus necesidades por las de los demás, o sentirse culpables en su vida constantemente por casi todo.

Ya de adulto,s emocionalmente son como niños porque hay ciertas etapas de su desarrollo que no se pudieron completar. Sus padres no estaban emocionalmente disponibles para ellos y esto provocó carencias que se pueden completar en la etapa adulta con terapia y con trabajo personal.

Personalidades No Desarrolladas

Los padres/las madres narcisistas no permiten que sus hijas desarrollen sus propias personalidades. Las niñas son criadas para ser una fuente de suministro narcisista, o pueden ser ignoradas casi por completo. De cualquier manera, no reciben el amor y la tranquilidad que las niñas requieren para crecer y convertirse en adultas independientes y afectuosas.

A menudo no se permite que se establezcan límites entre el niño y la madre narcisista. El narcisista trata al niño como una extensión de sí mismo con el resultado de que el niño no aprende a ser independiente y se le entrena para controlar todo lo que dice y hace, anticipándose a las reacciones del padre.

Esto los convierte en adultos demasiado sensibles a los estados de ánimo de los demás, siempre cuidando de los demás en detrimento de ellos mismos, convirtiéndose en personas complacientes porque creen que sólo así los querrán.

Más Relaciones Abusivas

Muchos hijos adultos de narcisistas terminan en relaciones abusivas. A menudo buscarán parejas que sean similares a sus padres. Después de todo, esto es lo que han aprendido y con el que se sienten cómodos, es lo familiar.

Dependencia Emocional

Las narcisistas convierten a sus hijas en personas muy dependientes. Va mucho más allá de la dependencia normal de la infancia, donde la niña depende de los padres para obtener calor, comida, refugio, etc. Se convierte en una dependencia emocional que hasta que la hija adulta no lo trata en terapia, se puede prolongar toda la vida.

Un padre narcisista a menudo mantendrá a sus hijos ingenuos y crédulos, expresando lo peligroso que es el mundo y reforzando constantemente la idea de que necesitan del padre narcisista para sobrevivir en un mundo tan hostil.

Y debido a que hay muy pocos límites, la niña acaba dependiendo de los padres para saber quiénes son. La combinación de elogios y críticas de una madre manipuladora aumenta aún más la dependencia. ‘¡Tú no eres nada!’ ‘¡Eres inútil!’ ‘¡Lo haces mal!’ Estas expresiones, dichas con rabia con la intención de hacer daño, seguidas de un repentino cambio de humor y una corriente de palabras diseñadas para aplacar y hacer que la niña se sienta bien, crea y mantiene la dependencia.

‘¡Tú no eres nada!’ ‘¡Eres inútil!’ ‘¡Lo haces mal!’

Debido a esta dependencia, a los niños adultos les cuesta mucho saber cuáles son sus necesidades, qué es lo que quieren y tomar decisiones. Esto puede llevar a que en sus vidas sean otras personas las que tomen las decisiones por ellos.

El Miedo

El miedo y la culpa son dos de las principales emociones utilizadas en las técnicas de control mental para dominar y manipular a los demás. Las narcisistas los utilizan para manipular y controlar a sus hijas, ya sea consciente o inconscientemente.

El miedo hace que las niñas adultas se pasen la mayor parte del tiempo en un estado de hipervigilancia, tengan mucha desconfianza hacia los demás y una tendencia a la paranoia.

La Culpa

Los narcisistas suelen culpar a los demás de todo. La responsabilidad es un concepto que no les interesa, se centran en la culpa porque es una herramienta emocional eficaz para controlar y manipular a los demás. La culpa siempre es de los demás, nunca de ellos. Esto lo hacen a través del mecanismo de defensa de la proyección, proyectan en los demás aquello que rechazan de sí mismos. Esto, junto con la falta de empatía se convierte en una carta blanca para hacer lo que quieren. Sobre todo, hacer lo que quieren es algo que consiguen con personas que, por diferentes circunstancias, dependen de los narcisistas, como por ejemplo, los hijos, los empleados, las parejas,.. Esta dependencia vital, con las únicas personas con las que es real es con sus hijos, ya que el niño no puede cambiar hasta que crece y puede independizarse de ese ambiente tóxico.

La culpa es algo que se inserta en las hijas de las narcisistas en su infancia y que arrastran en su vida como adultos hasta que empiezan a trabajarla en terapia. Se sienten culpables por prácticamente todo, pero sobre todo cuando se divierten, cuando se priorizan a sí mismas frente a los demás, cuando quieren que se les vea, cuando flirtean o tienen sexo, cuando piden algo a otra persona, cuando toman la iniciativa, hacen algo de forma independiente, o tienen éxito.

Las hijas adultas de narcisistas necesitan trabajar para perdonarse a sí mismas por abandonarse cuando eran niñas y también en su etapa adulta, por tolerar el abuso durante tanto tiempo, etc.

En primer lugar, la niña se abandonó a sí misma porque era lo único que podía hacer para sobrevivir en un ambiente tan hostil y del que era completamente dependiente. En segundo lugar, las niñas no toman esas decisiones temprano en la vida, sus padres narcisistas las obligan a comportarse como lo hacen. En tercer lugar, la niña no entiende que vive en un ambiente tóxico y manipulador, que no es sano, porque es lo único que conoce, en esa etapa no tiene nada con lo que compararlo.

A los hijos adultos de narcisistas a menudo les lleva un tiempo entender que no se merecieron el trato que les daban y que no tienen la culpa de nada. Es muy importante integrar esta idea durante el proceso terapéutico de sanación. No es su culpa. Sus padres narcisistas simplemente repiten lo que se les ha hecho a ellos porque no lo han sanado. El trauma pasa de generación en generación hasta que se sana en terapia. 

Las Emociones

Las hijas adultas de narcisistas generalmente no pueden expresar sus emociones con libertad. En su infancia las emociones estaban prohibidas y siguen comportándose así en su etapa adulta.

Esta falta de gestión de las emociones puede conducir a todo tipo de problemas, como altibajos emocionales, una sensación de bajón perpetuo, enfados explosivos repentinos, incapacidad para expresar emociones en relaciones,…

La Competencia y Rivalidad entre Hermanos

La competencia entre hermanos a menudo es utilizada por los narcisistas para controlar y dominar a la familia.

Normalmente, un niño es manipulado para alinearse con el narcisista e incluso se le utiliza para castigar a otros hermanos.

Ninguna de las hermanas escoge el papel que va a representar en la familia. La narcisista los escoge de forma inconsciente intuyendo cuál será más fácil de manipular y de poner de su lado y/o cuál será más vulnerable a ataques y críticas.

La “elegida” es “la chica dorada”, a la que la narcisista protegerá a cambio de admiración y de seguirle ciegamente. La otra, será el “chivo expiatorio”, será el objeto de la rabia de la narcisista. Se le culpará de forma arbitraria de lo que sea para que la narcisista pueda “vomitar” su rabia. Se le darán mensajes muy negativos que no son reales ni objetivos, como el de que “todo lo hace mal”.

Es más probable que el chivo expiatorio sea el que se de cuenta de que en la familia hay problemas que no son “normales” y es probable que busque ayuda fuera de ese círculo.

Busca Ayuda Profesional

Descubrir su verdadera identidad, lidiar con profundos cambios de creencias, aprender a gestionar y expresar emociones libremente, desarrollar una perspectiva muy diferente sobre sus padres y el mundo en general … las hijas adultas de narcisistas tienen mucho por delante trabajo para tener normalidad y prosperar en sus vidas.

La ayuda profesional de una terapeuta y/o un grupo terapéutico es necesaria. Sólo a través de otras personas que nos hacen de espejo, nos ven de verdad y nos ayudan a discernir entre lo sano y lo tóxico, podemos acceder a una vida psicológica y emocional sana.

Ya sé que es difícil pedir ayuda. Éste es precisamente uno de los temas por los que se te castigaba severamente en la infancia. Pero también es liberador aceptar que somos humanos, y como tales limitados y que no pasa nada por buscar ayuda a problemas graves y serios que nos están condicionando la vida. 

Fuente: http://www.decision-making-confidence.com

vergüenza tóxica

¿Tienes Vergüenza Tóxica? 5 Consejos para Sanarla

¿Qué es la Vergënza Tóxica?

“Vergüenza tóxica” es un término que fue acuñado por primera vez por el psicólogo Silvan Tomkins en la década de 1960. A diferencia de la vergüenza sana, la vergüenza tóxica permanece enterrada en el inconsciente y se convierte en parte de nuestra propia identidad. Una persona que sufre de vergüenza tóxica experimenta un sentido crónico de inutilidad, baja autoestima y odio a sí misma, todo conectado a la creencia de que es de forma innata “defectuosa” o “mala”. La vergüenza tóxica es la interiorización de una vergüenza heredada en la infancia.

¿Qué causa la Vergüenza Tóxica?

La vergüenza tóxica se genera en casi todos los casos a través de experiencias de infancia. Por ejemplo, nuestra madre o padre pueden habernos castigado constantemente o haber expresado verbalmente lo avergonzados o decepcionados estaban de nosotros, retener el afecto, mirarnos de manera amenazante, o compararnos constantemente con hermanos.

La vergüenza tóxica también es causada por formas extremas de abuso como el incesto, la violación y otras formas de agresión sexual que nos hacen perder nuestro arraigo a la realidad.

A veces la vergüenza tóxica se desarrolla a partir de experiencias traumáticas de la vida adulta, como vivir en una relación disfuncional o abusiva, incidentes de trabajo en los que somos humillados, o por repetidos rechazos de otras personas.

¿Cuál es la diferencia entre la Vergüenza y la Culpa?

  • La culpa supone sentirte mal por algo que has hecho.
  • La vergüenza supone sentirte mal por quién eres como persona.
  • La vergüenza tóxica es sentirse mal acerca de quién eres como persona todo el tiempo. Es omnipresente. Cuando tienes vergüenza tóxica, se incrusta no sólo en tu mente sino también en tu cuerpo: en tu postura derrotada, en tu forma de moverte, en tu forma de hablar y en tu forma de relacionarte con los demás.

Señales de que Tienes Vergüenza Tóxica

  • Revivir con frecuencia recuerdos traumáticos de la infancia que causan vergüenza.
  • Desconfianza en general hacia las otras personas, incluso cuando están tratando de ser amables.
  • Autodesprecio y baja autoestima.
  • Sentimientos de indignidad crónica.
  • Relaciones disfuncionales con otros, que a menudo son codependientes.
  • Auto-sabotaje.
  • Sentimientos de ser un “fraude” o falso (también conocido como síndrome del impostor).
  • Auto-martirio y auto-victimización.
  • Decantación para trabajos, relaciones o situaciones que son insatisfactorios.
  • Eres en general una persona siempre enfadada o a la defensiva (como un mecanismo de defensa).
  • Complaciente con los demás (para sentirte mejor consigo mismo).
  • Perfeccionismo.
  • Sentir con frecuencia un sentimiento de culpa irracional.
  • Tendencias adictivas: a la comida, el sexo, las compras, el juego,… para escapar y anestesiar la vergüenza.
  • Enfermedades mentales en las que la vergüenza tóxica es uno de los síntomas, como depresión, ansiedad o el Síndrome de Estrés Post-Traumático Complejo.

Creencias básicas comunes de una persona que tiene Vergüenza Tóxica

  • No soy digna de amor
  • No valgo nada
  • Soy estúpido
  • Soy una mala persona
  • Soy un fraude
  • No importo
  • Soy defectuosa
  • Soy egoísta
  • Soy un fracaso
  • Soy feo
  • No debería haber nacido 

Cómo sanar la Vergüenza Tóxica 

    1. Mírate en el Espejo

      Para el ejercicio del espejo necesitas preparar un espacio, primero relajándote y dedicándote de cinco a diez minutos. Siéntate frente a un espejo. Mírate directamente a los ojos y permítete sentir las emociones que surjan. Déjate llorar si sientes la necesidad de hacerlo. También puedes experimentar sentimientos de disgusto, vergüenza, timidez, torpeza o ira … y está bien experimentarlos.

      Una vez que hayas liberado tus emociones, es hora de dejar entrar lo externo, es decir, mirarte en el espejo. Mírate a los ojos y piensa en algo sinceramente cariñoso, como “Te quiero”, “Te acepto”, “Eres digna”, “Eres hermosa”. Puedes pasar de tres a diez minutos haciendo esto.

      Cuando hayas terminado, obsérvate otra vez en el espejo. Observa si tu cara se ve diferente o no. Curiosamente, el trabajo en el espejo tiene la tendencia a suavizar la cara o cambiar ligeramente tu apariencia, da darte un gesto facial más relajado. Puedes terminar acunándote a ti mismo en un abrazo de amor. Recuerda que todo el amor sano que puedas dar empieza por ti mismo.

    2. Libera la tensión de tu Cuerpo

      Nuestros pensamientos, emociones y traumas se almacenan en nuestros cuerpos en la forma de tensiones musculares y enfermedades. El área más común donde se almacena la vergüenza es en la parte inferior de la espalda y en la región del estómago.

      Para facilitar la sanación y liberar la vergüenza, lo que te recomiendo es que muevas tu cuerpo y lo escuches. Para esto, vienen bien prácticas como el yoga, el qi gong, el tai chi, la terapia de desbloqueo corporal o simples estiramientos todos los días.

    3. Hazte Consciente de tus Pensamientos Autodestructivos

      Explora tus creencias básicas y tus sesgos cognitivos. Estos son esencialmente los cristales oscurecidos de las gafas con las que te ves a ti misma.

      Tus creencias básicas están llenas de lo que en terapia Gestalt se denominan introyectos. Los introyectos son mecanismos de defensa, ideas adquiridas a través de tu familia, la sociedad,… que te has tragado sin masticarlos pero que en realidad no son tuyos. Sin embargo, hasta que empiezas a hacerte consciente, vives de acuerdo con ellos. Ejemplos de introyectos:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              “Los hombres son malos”, “La gente es una criticona”,“En boca cerrada no entran moscas”, “Las mujeres son débiles”

      Los sesgos cognitivos son generalizaciones que hacemos teñidas de nuestro criterio subjetivo y que nos llevan a hacer generalizaciones que creemos ciertas pero que no lo son. Ejemplos de distorsiones cognitivas:                                                                                                                                                                                                          “Todas las personas tienen pareja menos yo” “Todos los chicos de mi clase son guapos menos yo” Nadie me va a querer”.

      Empieza un diario personal y escribe estos pensamientos y tus sentimientos sobre ellos. Es importante que lleves un diario porque de lo contrario no habrá forma de registrar tus conocimientos, progreso y trabajo interno.

      Te sorprenderá la cantidad de ideas que están en la base de tu comportamiento y que no son ni tuyas ni ciertas.

    4. Practica la Autocompasión

      La autocompasión tiene que ver con mostrar de forma genuina de autocuidado y amor hacia una misma.

      Puede llevar un tiempo pasar de una mentalidad de odio a una mismo a una mentalidad autocompasiva, por lo que te recomiendo empieces por pequeñas cosas. Por ejemplo, podrías empezar por una declaración reconfortante como “soy digna de amor” o satisfacer tus necesidades físicas. Empieza por la que sea la mayor preocupación para ti.

      Por ejemplo, si te has “conformado” con amistades insatisfactorias, intenta eliminar a estas personas de tu vida y busca más amigos que te apoyen más. Si tienes problemas de salud física, cambia tu dieta. Realiza cada acto como una expresión de amor hacia ti misma.

      La autocompasión es algo que debe practicarse cada día. Sin excepciones. No importa si lo planificas o si lo haces espontáneamente, asegúrate de estar siempre buscando cuidarte de alguna manera. De esta manera, lentamente reprogramarás tu mente inconsciente al afirmar que eres digna de amor, adorable, inteligente, fuerte y capaz.

      Las hijas de familias narcisistas/disfuncionales fueron muy criticadas en su infancia, de una forma tóxica. Ese crítico de la infancia lo han internalizado, llevan dentro un crítico interior que es autodestructivo. La forma de acallar a ese crítico tan negativo es la autocompasión.

    5. Sana a tu Niño Interior

      La vergüenza tóxica tiene sus raíces en el abandono, el abuso y el trauma de la infancia. Por ello, superar la vergüenza tóxica pasa por ponerte en contacto con tu Niño Interior, en realidad es él el que dirige tu vida en gran medida, el adulto busca inconscientemente en otras personas el amor incondicional que no le pudieron dar sus padres al niño interior.

      Aprender a comunicarte con tu Niña Interior, interactuar con ella y satisfacer sus necesidades es fundamental para tu sanación.

      Te ayudará a acceder a sentimientos que puedes haber reprimido y disociado en un intento de protegerte. Al volver a experimentar estas emociones, podrás liberarlas de tu cuerpo y tu mente y generar una sanación profunda.

      El empoderamiento de tu Niño Interior es autocompasión en acción. Cuando aprendes cómo volver a criar a tu niño interior (lo que se llama repaternaje y rematernaje del Niño Interior), desarrollas una conexión profunda y fuerte contigo mismo, que tiene un efecto dominó en el resto de las áreas de tu vida. Un cambio profundo en ti provocará un cambio profundo en el exterior, en tu vida.

      Algunas de las mejores maneras de conectarte con tu niña interior incluyen:

      • Escritura creativa
      • Meditación con imágenes de cuando eras niña.
      • Visualizaciones de tu infancia.
      • Hacer lo que te gustaba hacer cuando eras niña.
      • El libro de John Bradshaw “Volver a casa” contiene ejercicios muy buenos para empoderar a tu niña interior.

Fuente: lonerwolf.com