“Para prohibir la autocracia, la explotación y la desigualdad en el mundo, primero debemos darnos cuenta de que la primera desigualdad en la vida es la de niños y adultos.” — Erik Erikson
Las personas somos seres sociales que dependemos del grupo para sobrevivir, el apego lo es todo. Pero, ¿qué es el apego? Es nuestra capacidad de vincularnos con los demás a través de la empatía, la cooperación y la integridad. En una palabra, se trata de la confianza: la capacidad de confiar y ser digno de confianza.
Qué es un Apego saludable
Las personas desarrollamos la capacidad para confiar y querer, principalmente a través de las relaciones con nuestros padres/cuidadores en los primeros años de vida. Estas relaciones se convierten en la plantilla que marca nuestros comportamientos relacionales a lo largo de la vida.
Si recibimos una crianza/maternidad “suficientemente buena”, en la que nuestras emociones se reflejan con empatía y nuestras necesidades se satisfacen la mayor parte del tiempo, formamos un estilo de apego seguro.
El apego seguro fomenta la confianza en uno mismo y el amor propio, lo que nos permite confiar y querer a los demás, y es la base para desarrollar estas dimensiones clave de una personalidad saludable:
- Autorregulación emocional
- Empatía
- Autoestima
- Autorreflexión/autoconciencia
- Responsabilidad personal y afectiva
- Límites interpersonales
- Intimidad con los demás
- Buena comunicación
Si no experimentamos un entorno empático que responda a nuestras necesidades de dependencia en la infancia, se interrumpe el apego saludable y se generan patrones de apego inseguros.
La crianza narcisista
Las personas narcisistas son incapaces de proporcionar la sintonía empática que los bebés y los niños necesitan para formar patrones de apego seguros. Esto se debe a que carecen de la autorregulación, la madurez emocional y la capacidad de conexión íntima necesarias para formar vínculos de confianza con cualquier persona.
Incluso si hay un padre amoroso en el sistema familiar que es la pareja del narcisista, es probable que ese padre o madre tenga un patrón de apego inseguro (vínculo traumático) que niega y permite el abuso narcisista y modela una relación basada en el miedo con el narcisista.
Debido a que las narcisistas vacilan internamente entre la vergüenza y la superioridad compensatoria y continuamente proyectan su propio estado interno sobre los demás, tratan a sus hijos con una montaña rusa de proyecciones idealizadoras y devaluatorias. Pueden avergonzar y desempoderar a sus hijos o hijas con comportamientos como:
- Castigarlos por su expresión auténtica, es decir, sentimientos, necesidades, intereses, preferencias naturales.
- Conductas condicionales gratificantes
- Otorgarles elogios y privilegios o castigos y desprecios de forma poco o nada objetiva.
Los padres narcisistas a menudo crean un entorno familiar de supervivencia caracterizado por la rabia, la negligencia, la inequidad, la violación de los límites y el abuso explícito o encubierto. Dinámicas como las siguientes suelen ser la norma en las familias narcisistas:
- Acoso
- Abuso y maltrato
- Manipulación en general y para sentir culpa en especial
- Competitividad
- Humillación
- Hipercrítica
- Enredo
- Proyección
- Negación
- Comparación constante
- Asignar a uno de los hijos el rol del chivo expiatorio y al otro el del niño dorado
- Triangulación
- Campañas de difamación
- Parentificación: supone una inversión de los roles, haciendo que los hijos asuman el rol de los padres, mientras que los padres se comportan como si fueran los hijos en la familia.
- Luz de gas o gaslighting: la forma de manipulación más agresiva que existe
Apego inseguro en hijas de narcisistas
Las niñas criados en familias narcisistas reciben una ambivalencia poco confiable en el vínculo con sus padres, que, como hemos visto antes, es el que generará la plantilla para sus relaciones con los demás a lo largo de su vida.
El niño o la niña se encuentra en una situación difícil, ya que necesitará generar el apego con sus cuidadores narcisistas, que tendrán un comportamiento caótico al estilo de “Te quiero/te odio” de forma arbitraria. Esto se traduce en que el niño o la niña siente amor por el padre/madre narcisista, frente al que a la vez siente miedo y no se puede proteger.
Los niños que experimentan un apego inseguro, de adultos en sus vínculos están habitualmente en las posiciones que su sistema nervioso alterado les permite, que son de congelación, lucha o huida, un estado de supervivencia que se activa crónicamente y que impide un desarrollo saludable.
Debido a que su dependencia les impide pelear o huir de sus abusadores, muchos niños en este entorno se disociarán de sus emociones y sentimientos, negarán el abuso y se culparán a sí mismos por los problemas en la relación familiar. Como mecanismos de supervivencia tienen sentido, pero tienen un precio.
Los adultos con apego inseguro
Algunos pueden identificarse con el padre/madre narcisista y convertirse ellos mismos en personas abusivas. Los niños que forman una personalidad narcisista pueden cerrar su yo emocional en una etapa temprana de su desarrollo y blindarse con evitación de la vulnerabilidad, antagonismo relacional, vergüenza y rabia externalizadas (proyectadas), y delirios de grandiosidad y/o victimización.
Los niños con apego inseguro que tienen empatía, por el contrario, suelen adoptar patrones de codependencia/sumisión, sacrificando sus propios intereses en favor de los intereses de los demás. Dichos niños no tienen autoafirmación, sus límites son muy blandos o inexistentes, sienten rabia hacia sí mismos y son vulnerables a la dominación y la manipulación en sus relaciones con los demás.
Es importante tener en cuenta que estos dos tipos de personalidad existen en un continuo complejo que puede combinar aspectos de narcisismo y sumisión. No todo es blanco o negro, en estos temas hay muchos grises.
La recuperación para hijas de narcisistas hacia el apego seguro
Debido a que las personalidades narcisistas suelen carecer de una conexión empática con ellos mismos o con los demás y funcionan reprimiendo la autoconciencia y proyectando aspectos negativos de sí mismos en los demás, rara vez son capaces de tolerar el trabajo de autorreflexión necesario para generar confianza y compasión.
Las personalidades sumisas/codependendientes, por otro lado, tienen más potencial para sanar patrones de apego inseguro porque tienen acceso al ser interior vulnerable, quieren intimidad con los demás y tienen la capacidad de tolerar la autorreflexión y asumir la responsabilidad personal.
Su camino hacia la curación y la plenitud pasa por:
- Reconocer el abuso y empezar a no permitirlo
- Aumentar su autoestima
- Saber quiénes son y qué es importante para ellas
- Aprender a poner límites y decir que no
- Desarrollar una identidad propia
- Trabajar la dependencia emocional
- Aprender a autoafirmarse y defenderse si es necesario
- Desarrollar compasión por sí mismas y por las demás personas
- Aprender a vincularse de una forma íntima con las personas que consideren adecuadas y a mostrarse vulnerables
- Desarrollar la confianza en sí mismas
Todos estos pasos es necesario hacerlos con acompañamiento emocional, a ser posible con una terapeuta que sepa sobre narcisismo y esté familiarizada con las dinámicas de familias narcisistas y con lo que necesitan los hijos con apego inseguro.
Imagen de Nate Neelson en Unsplash