
Quizás te sientas familiarizada con alguno de los siguientes escenarios:
- Juan no sabe qué carrera universitaria escoger. Sus opciones son periodismo, que es lo que le gusta, o derecho, que parece la opción más “segura” si después decide opositar a funcionario del Estado. Pasa mucho tiempo dudando y preguntándole a las personas que tiene a su alrededor. Finalmente, decide estudiar derecho porque muchas personas le comentan que con el periodismo “te morirás de hambre”. Años después, se arrepiente de su decisión.
- Natalia hace tiempo que sale con un hombre. En la actualidad, tiene muchos problemas en su relación. Se siente manipulada y que esta persona se aprovecha de ella. Quiere dejarlo pero no sabe cómo. Recuerda que cuando conoció a esta persona, una voz en su interior le dijo que “algo está mal” con esta persona, pero no le hizo caso y comenzó una relación con él.
Al igual que Juan y Natalia, hay muchas personas que buscan sus respuestas en los lugares equivocados. Personas que piensan que los demás son más sabios. Personas que cuestionan y dudan de su propia capacidad para tomar decisiones. Personas que pasan demasiado tiempo en sus vidas sintiéndose dubitativas y confundidas. Personas que ignoran el lugar más obvio para encontrar orientación y guía. Personas que no consultan a sus vísceras, que es donde está el instinto.
6 Señales de que no estás escuchando tus Vísceras
- Eres propensa a pensar demasiado.
- Con frecuencia te sientes abrumado.
- Tiendes a dudar mucho.
- No te conoces a ti misma.
- Con demasiada frecuencia, tomas decisiones de las que después te arrepientes.
- Te sientes desconectado de ti mismo.
En realidad, el problema no es sólo escuchar a tu instinto, porque para recibir una respuesta, primero hay preguntar. Para las personas que están más conectadas con su cuerpo, éste es un proceso automático. Ante una pregunta o un dilema, sintonizan sus vísceras momentáneamente. Pueden pasar algún tiempo allí, conectando su cerebro con su barriga, y procesando. Entonces, una respuesta al dilema/problema/decisión aparece.
Pero si has crecido en una familia disfuncional y eras el hijo de un(a) narcisista, seguramente no te alentaron a prestar atención a ti misma y a tus sentimientos, donde tus emociones eran rechazadas o donde había muchas situaciones de estrés y tensión que te hacían tener que estar más pendiente de que lo ocurría fuera en lugar que dentro de ti, lo que ocurre es que no estás acostumbrada a conectar con tu propio instinto, lo que te priva de una fuente de orientación en la vida.
Cómo se produjo el Descuido Emocional entre tú y tus tripas
Como se ha comentado antes, si tus emociones no fueron bien acogidas por tu familia disfuncional de origen porque como hijo de un(a) narcisista, te hacían sentir que tus emociones molestaban, esta experiencia infantil literalmente te entrena para ignorar tu propio instinto.
Si tus padres narcisistas/disfuncionales no le dieron un espacio ni recogieron amorosamente tus emociones como niño, es natural que sigas ignorando tus propios sentimientos como adulto. Ni siquiera te das cuenta de que lo estás haciendo. Es lo que te sale “por defecto”, “en automático”.
El cerebro y el vientre están unidos y trabajan de forma conjunta de muchas formas. Investigaciones recientes han demostrado que tenemos en nuestro estómago los mismos tipos de células que transfieren señales a nuestros cerebros: las neuronas.
En Science Magazine, 2018, Emily Underwood dijo que:
“El intestino humano está revestido con más de 100 millones de células nerviosas, es prácticamente un cerebro en sí mismo”.
Además, el tema no es que tanto en el cerebro como el vientre haya neuronas, sino que la conexión entre uno y otro se da a través del “nervio vago”, que es el décimo nervio cerebral. El “nervio vago” está localizado en la parte posterior inferior del cerebro y desciende por el cuello y el tórax hasta llegar al abdomen.
Los instintos son intuiciones emocionales transferidas al cerebro a través del nervio vago. Por esto, cuando ignoras tus entrañas, estás ignorando tus sentimientos. Esto es como pretender hacer una travesía en barco sin una brújula que te guíe, como “a ciegas” y esperar orientarte sin muchos problemas.
Probablemente, tu intestino está hablando con tu cerebro todos los días. Está tratando de decirle lo que sabe, las decisiones que debe tomar, las instrucciones que debe seguir y las cosas a las que debe prestar atención.
Pero, ¿qué estás haciendo en lugar de escucharte? Estás ocupada preguntando a otras personas, dudando de ti misma y pensando demasiado, dándole demasiada importancia a lo racional. Te estás perdiendo esta valiosa información de tu ser más profundo y sabio.
Cómo volver a conectar con tus tripas
- Reconoce tu instinto como una fuente de información valiosa. Tomar conciencia de esta parte de tu cuerpo y darte cuenta de que contiene respuestas para ti puede ayudarte a empezar a conectar contigo mismo.
- Haz terapia corporal. Si estás anestesiada o desconectada, te ayudará a volver a tomar conciencia de tu cuerpo y a sentirte.
- Practica la respiración abdominal o diafragmática. Cuando se realiza este tipo de respiración profundamente se lleva aire a la parte más baja de la caja torácica. La respiración se ha de hacer de forma lenta y profunda, con lo que se efectúa un adecuado uso del diafragma. Procedimiento:
- Inspirar por la nariz tranquilamente contando mentalmente hasta 4,
- mantener el aire en los pulmones contando hasta 6,
- y expulsarlo de nuevo contando hasta 4, pero al expulsarlo, haciéndolo como si estuvieras echando vaho a unas gafas para limpiarlas, es decir, contrayendo ligeramente los labios, de forma que al exhalar, se estimulará el nervio vago.
Tanto la inspiración como la espiración deben ser lentas y profundas. Se puede hacer el tiempo que quieras, el mínimo ideal serían unos 7 u 8 minutos. En lo posible hacerlo todos los días.
Esta sencilla práctica, realizada con regularidad, no solo nos instaura de forma natural la respiración abdominal sino que consigue estimular el nervio vago, permitiéndote reducir el estrés y estar en un estado de mayor relajación.
Tu estómago no es infalible o invencible. No hay una garantía de que esté en lo correcto o en lo cierto. Pero como ningún ser humano es capaz de eso de todos modos, trata de no pedirle más de lo que te pueda dar, que es mucho.
Puedes pensar en tu instinto como tu mejor, verdadera y más auténtica voz proveniente de tu interior. Es el lugar donde tus pensamientos y conocimientos se combinan con tus sentimientos e impresiones para producir la mejor respuesta.
La respuesta que te lleva hacia ti en lugar de alejarte, y hacia tus sentimientos en lugar de salir, exactamente lo opuesto al rechazo emocional que aprendiste de niño.
Todas las personas tenemos tres centros de energía: el mental, localizado en la cabeza, el emocional, localizado en el pecho y el instintivo, localizado en el abdomen. Estar en sintonía y fluir con la vida supone tener un equilibrio entre los tres y darle espacio a cada uno cuando la circunstancia vital lo requiera.
Empezar a escuchar y afinar tu intuición y tu instinto te harás tomar las decisiones que necesitas, confiar más en ti y en la vida y fluir más con lo que te pasa en cada momento.
Fuente: https://blogs.psychcentral.com
Si eres hijo o hija de narcisista y quieres sanar, una parte importante de tu recuperación será la psicoterapia, donde podrás aprender poco a poco a conectar contigo mismo y utilizar tu instinto como una guía en tu vida.
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