
Muchos de los supervivientes que han crecido en familias disfuncionales suelen tener un tema con la responsabilidad. O bien son súper responsables, haciéndose adultos antes de tiempo y normalmente, asumiendo de motu propio responsabilidades que no son acordes a personas de su edad, o bien son muy irresponsables, negándose a asumir cualquier responsabilidad y echando la culpa a otras personas de lo que les sucede en sus vidas.
Esto, en muchos casos, tiene que ver con el hecho de que las primeras fueron “parentificadas” en su infancia y las segundas, “infantilizadas”. A las supervivientes que fueron parentificadas en sus familias disfuncionales de origen, se les obligó a subrogarse en el papel de sus padres/cuidadores, ocupando el lugar de ellos para satisfacer sus necesidades. A las que fueron infantilizadas, no se les permitió crecer ni evolucionar y se les trataba como a niñas, incluso en su edad adulta. Se les daba el mensaje de que “tú mejor no lo hagas, que no sabes” o bien, literalmente, “la vas a cagar” cada vez que intentaban hacer cosas nuevas o asumir más responsabilidades dentro de la familia.
“Tú mejor no lo hagas, que no sabes”.”La vas a cagar”
La Responsabilidad y la Ansiedad
Estas personas crecen pensando que son “inútiles”. A un nivel superficial, la razón por la que estas personas eluden la responsabilidad es porque ésta implica un trabajo arduo que supone gestionar toda la angustia que les genera ese trabajo (piensan que “no son capaces”) y la posibilidad de que se les acuse de malos resultados. Pero a un nivel existencial más profundo hay que entender el poderoso papel que desempeña la ansiedad. Eludir la responsabilidad actúa como un reductor de la ansiedad.
El término “Responsabilidad” significa “la capacidad de responder”. Entonces, en este sentido, cuanto más responsabilidad tenemos, más libertad tenemos. Cuanta menos responsabilidad, menos libertad. Kierkegaard escribió una vez que la ansiedad es el mareo de la libertad. Cuando tenemos innumerables posibilidades frente a nosotros, surge la ansiedad existencial. Esto no es sólo porque la incertidumbre y la duda entran en escena, sino también porque sabemos, a algún nivel de conciencia, que elegir un camino significa la muerte simbólica de todos esos otros caminos posibles en la vida.
En esencia, diciéndonos que no somos responsables de lo que nos está pasando, no tenemos ningún poder para elegir entre varios cursos de acción sino que simplemente esperamos a que algo o alguien en el entorno externo decida nuestro destino por nosotros. Es una manera inconsciente de reducir la angustia dolorosa causada por el mareo de la libertad.
Nuestras situaciones de vida pueden no ser ideales, pero cuando nos convencemos a nosotros mismos (de forma neurótica, aunque esto no sea real) de que no hay absolutamente nada que podamos hacer para cambiarlas, de que no tenemos ninguna responsabilidad en el asunto, al menos reducimos la angustia que produce el mareo de la libertad. El pensamiento que tenemos es:
Yo no tengo el control sobre mi vida, sobre lo que me pasa y no puedo hacer nada para cambiarla.
La parte positiva de esto es que reducimos la ansiedad que produce el mareo de la libertad. Pero pagamos un enorme precio existencial por esta estrategia. La compensación no vale la pena. Nos colocamos en una caja creada por nosotras mismas donde nos perdemos la oportunidad de crecer personalmente y autorealizarnos. Renunciamos, de forma gratuita a nuestro poder personal. Perdemos la oportunidad de ejercer nuestra propia voluntad sobre nuestro destino, de tener cierta influencia sobre quiénes y en qué nos convertimos. Éste es el modo de pensar y de vivir, de forma consciente o no, de una codependiente.
Cómo asumir más Responsabilidades
- Hay otra forma más saludable de reducir la ansiedad causada por el mareo de la libertad que es tan efectiva como eludir la responsabilidad. Tener el valor de elegir una posibilidad entre un abanico de posibilidades y luego apostar por ella con todo lo que tenemos. La ansiedad, ese temor causado por la amenaza de la muerte simbólica de todas esas otras posibilidades, sólo existe antes de que se haga la elección. Después de tomar la decisión, esas otras posibilidades se quedan en el camino y mueren. Podemos hacer el duelo por esas otras posibilidades, pero ya no sentiremos ansiedad por ellas porque ya no hay incertidumbre, ya no existe la amenaza de que desaparezcan. Simplemente, ya no están.
- También te invito a que pienses que eludir la responsabilidad es cierto que te puede ayudar a gestionar la angustia pero al mismo tiempo no te permite construir nada. Una persona que no asume ningún tipo de responsabilidad en su vida, ningún compromiso ni en sus relaciones laborales, personales y/o de pareja o familiares, es como una hoja al viento, no tiene ningún motor, nada que construir, nada por lo que merezca la pena quedarse. En realidad, ésa es una existencia muy pobre. Si no te comprometes con nada, tampoco lo haces contigo mismo. Es una existencia errática carente de sentido, el único sentido que tiene es el de huir. Huir de ti mismo.
- Si quieres asumir más responsabilidades en tu vida para tu propio crecimiento personal, hazlo poco a poco. Asumir responsabilidades, como todo en la vida, requiere de práctica. Si no has asumido apenas responsabilidades en tu vida de adulto, es normal que te abrume la ansiedad si en seis meses decides firmar una hipoteca, casarte y quedarte a vivir en tu vivienda actual para siempre. Lo que quizás si te siente bien es planear irte a vivir con tu pareja, con la que ya llevas años de relación y estás bien, firmar un contrato de alquiler por tres años o proyectarte en tu trabajo actual por cuatro años más antes de irte a otro.
Poco a poco, observarás que comprometerte con las cosas, te hace comprometerte contigo mismo y eso te da ilusión y se convierte en un motor en tu vida.
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